La visión
(Cuento navideño)
**Prosa poetica**
En el pórtico de su casa pasaba largas e innumerables horas, miraba al vació y se cobijaba en la amargura de la soledad. Nueve décadas de vida y siete décadas sin la alegría del vivir. Pero esa tarde, un mensajero del DIOS supremo, llegó con un regalo para ese mortal. Era invierno y desde las alturas, un ángel etéreo; níveo y antiguo como una estrella añeja, bajó y se sentó junto al anciano. Y con tenue voz le susurró _____ ¡YA no te lastimes más!
Diciendo esto hizo aparecer en las manos del hombre unos anteojos de cobre con los cristales cuarteados. Y a pesar de la amargura del mortal, el ángel era consciente que era un ser especial. Pues amó sin medida, ayudó sin esperar nada, pero dejó de amarse a sí mismo y perdió la fe siendo muy joven. Pero este hombre era necio y a pesar del prodigio mostrado al tener en sus manos un objeto que apareció de la nada, no le dio importancia. Tomó las gafas y las arrojó fuertemente lejos de él.
El ángel sonrió y miró al hombre detenidamente y sonrió más, tres veces más apareció los lentes en las manos del anciano. Y después introdujo su mano en el pecho del humano y llegó al centro de su alma. El ángel del Señor, sintió que era un alma cálida y de gran valor. Pero que el corazón estaba preso y torturándose en un candado pesado de hielo recubierto por llamas de rencor y desesperanza.
Pero el mensajero celestial sonrió aún más. Y colocó las gafas nuevamente en el regazo del hombrecillo y cuando este se disponía a tirarlas nuevamente el mensajero inmortal se manifestó en toda su gloria.
____ ¡No los arrojes mi señor! Tan sólo recibe el suspiro que se te ha enviado.
Y el ángel se acercó al buen hombre y le tomó de la mano, ambos se sentaron en el piso del pórtico, cercano al seco jardín.
__Ponte los lentes mi señor y mírate un poco, sólo un poco.
Con sus manos temblorosas se puso los lentecillos, para su sorpresa pudo ver a través de un cristal opaco y quebrado: la visión de un suspiro divino.
Este hombre entonces miró al ángel y sonrió, el mensajero celestial le abrazó y con sus grandes alas lo envolvió en una calidez del tamaño de una galaxia eterna.
__ ¡Has visto un suspiro divino de tu DIOS creador! Justo en el momento en que creo tu alma y has visto más allá de todo dolor y toda desesperanza. Y te has reconocido en el paso del tiempo infinito
___ Y al mirarte has atrapado el amor que tú mismo te has negado y con ello la esperanza de tu pecho se ha restablecido. EL hielo del fuego perpetuo del dolor ya ha terminado y tu corazón ya está sanado.
Estos dos: un mortal y un ser divino: permanecieron abrazados un buen rato. El ángel siguió hablando y el hombre mirando y recogiéndose en el sentimiento de su creador. En la penumbra del invierno ese pórtico se llenó de calidez y el jardín floreció. Cuando el ángel se despidió los anteojos no tenían quebradura alguna y eran luminosamente transparentes. Y un nuevo hombre quedó sentado en ese pórtico: un dulce ancianito miraba las bellas flores ante él, sonriendo y oyendo la música de su propio corazón. ¡Sí! La música de su propia existencia. Sentadito en su mecedora con sus lentes miraba sonriente el cielo lleno de estrellas. Y un ángel alejándose le dejaba la bendición eterna de nuestro creador.
¡Qué cada hombre se encuentre así mismo en la bella navidad!
CLEMENTE MUJICA PONCE MEXICO
14 de Dciembre del 2013
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
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CUADRO DE HONOR
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Ciertamente es uno de los puntos mas importantes, el reencontrarse consigo mismo, lo que señala continuamente las religiones como el budismo, hinduismo en sus diversas ramificaciones, muy buen cuento con tintes poéticos, gracias por hacer de la compleja sabiduría algo sencillo para los mortales