KARIANNIS
En la miel de tus ojos, mis labios son abejas...
soy el viento que peina la flor de tus trigales;
entre tu pelo suave, mis dedos hilan trenzas
y en la flor de tus labios calmo mis ansiedades.
Marinero de angustias, por tus mares navego,
conozco lo profundo del fondo de tu mar;
arrimado a las costas de tus pechos morenos
esta noche estrellada, quisiera naufragar.
Marinero nocturno: que me guíen las estrellas;
vi un titilar de luces en tus labios brillar.
Tu palabra en la brisa es canto de sirena,
y tu hermosa sonrisa, habla de cosas bellas...
de que hay hadas marinas y perlas en el mar.
Marinero de angustias... ¡Capitán de mis sueños!,
la rosa de los vientos quisiera deshojar,
y que el último pétalo quedara en un “¡te quiero!”,
y tu nombre, Kariannis, de miel y caramelo,
en mi hora más amarga, quisiera pronunciar.
¡Para medir el tiempo de mi amor, la clepsidra
tendría que alimentarse de las aguas del mar!
¡Que camino tan largo! Dame tu mano amiga,
que al calor de tus manos florece mi sonrisa
y es más corto el camino de mi peregrinar.
Y el sol en la distancia, viene apagando estrellas...
brillan, se desvanecen, en un breve destello;
y tu imagen, Kariannis, yo la veo alejar.
Y la angustia me agobia, porque todo fue un sueño...
lo supe de tus labios... ¡tu amor ya tiene dueño!
...¡y un sol de realidades me ha hecho despertar!
Carlos Oráa