CV. Issa, querida amiga, deseo agradecerte la oportunidad que me das de comunicarme a través de la revista “Mujer en Palabras” con sus lectores. La vida nos da y a cambio tratamos de aportar en la medida de nuestras capacidades. Amo lo que hago y mi vida se ha visto enriquecida por múltiples incidentes maravillosos.
Desde niña supe que sería científica, admiraba a una prima de mi madre Carmiña Olivencia Valladares, que era Nutricionista. Un día le pregunté qué tenía yo que estudiar para ser como ella, y me contestó que estudiara muchas Ciencias. Llegado el momento de escoger una carrera universitaria, no tuve duda de que deseaba ser Química, pues es la ciencia central desde donde se puede entender el universo y la vida, con toda la magia de sus transformaciones.
Estudié una maestría haciendo una investigación científica en Química Nuclear en el Centro Nuclear de Puerto Rico, en un proyecto del Departamento de Energía Federal de USA, donde se determinaba el contenido de proteínas en veinte variedades de habichuelas de soya con técnicas de activación con neutrones y radiación con rayos gamma utilizando un contador de centelleo.
Deseábamos determinar cual variedad de habichuela tenía el mayor por ciento por peso de proteína. La intensión era desarrollar cultivos apropiados, y dar comida a los pueblos con hambruna, como lo eran en esa época Biafra, Bangladesh y Etiopía, entre otros.
Luego completé el doctorado en la Universidad de Florida en Gainesville, USA, con una especialidad en Termodinámica. Pasé muchos años haciendo estudios especializados en electroquímica en Universidades como La Sorbona de París, Queen Elizabeth College en Londres y la Universidad de Padua en Italia. Establecí colaboraciones con científicos de estas Instituciones, y como catedrática de la Universidad de Puerto Rico, hace ya 32 años, comencé a hacer investigación y a dirigir tesis de maestría desarrollando baterías de bio-combustible para encontrar fuentes alternas de energía a partir de desechos biológicos, entre otros proyectos.
Como catedrática de Química por estas últimas tres décadas he dirigido más de cuarenta tesis de maestría, y actualmente dirijo una tesis doctoral, desarrollando un biosensor para detectar episodios cardiacos, inmovilizando una hemoglobina sobre superficies electroactivas, y continúo dirigiendo a más de una docena de estudiantes de investigación, analizando los efectos de la radiación ultravioleta sobre aguas naturales, con miras a resolver problemas ambientales y entender mejor el calentamiento global.
Simultáneamente, también dicto cátedra en varios cursos: un curso doctoral en Electroquímica Avanzada y un curso sub-graduado en Química Analítica. También superviso la práctica de estudiantes en un laboratorio de Química Física.
IM. Sé que colaboras con estudios e investigaciones para lograr mejores tratamientos contra el cáncer. Háblanos acerca de eso, por favor.
CV. Por un periodo largo de tiempo la farmacéutica Bristol Mayer Squibb, establecida con varios centros en Puerto Rico, me donó para realizar estudios de investigación, el material carboplatin, droga que ellos fabrican, y que se usa para combatir el cáncer en tratamientos de quimioterapia. En colaboración con una compañera de mi Universidad, la doctora Mayra Cádiz, se hicieron derivados a la droga con miras a reducir los efectos secundarios del tratamiento con carboplatin. Varios de mis estudiantes graduados dedicaron sus esfuerzos a determinar la interacción de la droga con los aminoácidos que forman los puentes de la cadena del DNA, utilizando las técnicas de voltametría cíclica y espectroscopía RAMAN.
El propósito de estos estudios era el de entender cómo surgen las interacciones de la droga y las células cancerosas a nivel molecular. Algunos de estos discípulos completaron sus investigaciones, y al momento continúan con otras variantes del mismo en diversos centros de investigación alrededor del mundo. Poco a poco se va alcanzando el conocimiento que permite lograr mejores drogas para un tratamiento de más efectividad y menos efectos secundarios a los pacientes de esa terrible enfermedad.
IM. Háblanos de “La Química del Nuevo Milenio”
En la medicina, los órganos artificiales para descargar insulina y los marcapasos para mantener el ritmo del corazón son dos de los miles de ejemplos en los que la ciencia del nuevo milenio ha alcanzado adelantos para lograr una mayor calidad de vida para la humanidad. La Resonancia Magnética Nuclear de alta precisión puede detectar, por ejemplo, el más pequeño daño cerebral en un paciente.
La clonación de animales y plantas vegetales es ya una práctica común utilizada para aumentar la producción agrícola y así controlar el hambre en el mundo. Podría enumerar miles de ejemplos donde la ciencia de este milenio avanza a pasos agigantados en bien de la humanidad. Pero no podemos dejar de mencionar que el uso que se le dé a estas tecnologías tiene que ser controlado por la mano de la buena voluntad, pues de ser utilizadas para conseguir el poder y el dominio de los pueblos, puede equivaler a la destrucción total de nuestro planeta. Lo que se verá en un futuro inmediato en términos de los avances científicos y tecnológicos es inimaginable.
IM. Querida Carmen, si alguien me pidiera definir la palabra “multifacética”, con una sonrisa en los labios mi respuesta sería: Carmen Amaralis Vega Olivencia. ¿Cómo haces para ser científica, poeta, miembro de equipo editor, participante activa de foros literarios, organizadora de eventos, directora de la Junta Administrativa de La Sinfónica de Mayagüez, compañera de tu pareja y amiga?
CV. No es difícil, Issa, creo que nací científica y poeta, y tuve el privilegio de tener unos padres maravillosos, que supieron darme una buena educación en un colegio de monjas católicas. A ellas les debo un alto sentido de misericordia y altruismo para la humanidad, y también inculcaron en mí una buena disciplina. Mis padres me dieron tanto amor que desarrollé una gran autoestima. Pero sobre todo, por naturaleza soy muy organizada y compulsivamente eficiente con mi tiempo. Soy madrugadora como toda científica, y trasnochadora como toda poeta, mis días son de 18 horas, a las seis de la mañana despierto dándole gracias a Dios por un nuevo día, y los primeros cinco minutos antes de salir del calorcito de mis sábanas, los dedico a organizar todo lo que debo hacer por las próximas ocho horas: dar mis conferencias de ciencias, ofrecer ayuda a mis estudiantes de investigación, leer los correos, hacer las lecturas para las revistas, ir a las reuniones de los grupos a los que pertenezco: Las Damas León, Las Altrusas, La Unión de Mujeres de las Américas, etc.
Para cuando termina mi día de trabajo práctico y pragmático ya son las seis de la tarde, regreso a la casa extenuada física y mentalmente, descanso un poco, preparo cena para mí y para mi duende, veo una novelita de televisión para no desconectarme del mundo mágico de las mentiras humanas, y entre las 8:00 PM y las 11:00 PM leo, escribo, pienso, sueño, hago mis poemitas y escribo prosa, dándole un toque lírico a lo que he vivido, sentido, llorado, o reído durante el transcurso de esta vida tan maravillosa que me toca vivir día a día. Esta práctica de escribir todos los días la realizo desde que tenía doce años de edad y me regalaron mi primer diario, que aún conservo guardado entre mis cosas más preciadas.
Me gozo a mis jóvenes en la universidad, me gozo las conversaciones con mis amigos, me gozo la música, especialmente la que sale de los ensayos de la Sinfónica que fundé, y así van pasando los días en un desenfreno real y mágico a la vez. No me cuestiono lo que hago o tengo que hacer, simplemente lo hago y lo disfruto, sin dejar nada para después.
IM. Existen en la vida personas a las que uno admira y debo decirlo, mi admiración por tu persona es muy grande, porque además, teniendo el placer enorme de conocerte, de haberte abrazado y haber sentido tu calor de ser humano, has sido mi compañera de letras y hemos crecido juntas en estas artes literarias. Tengo el honor de poder llamarme tu amiga y de saber que la vida no ha sido precisamente fácil para ti, aunque sé que te declaras una mujer afortunada, pese a las adversidades. El cometido de este proyecto Mujer en Palabras es informativo, pero creo que también puede ser para ayudar a las mujeres en general. Sabiendo que tu vida se ha visto empañada por una maternidad frustrada, me gustaría Carmen, que nos hablaras de la forma en que enfrentaste esto, porque creo que a muchas mujeres que pasan, pasaron o pudieran pasar por dicha situación, podrías ayudar.
CV. Mil gracias, Issa, por tu afecto y admiración, me honras, y son recíprocos.
Sabemos que casi toda mujer desea ser madre, pero desde muy joven yo había hecho la decisión de estudiar un doctorado en Química, lo que me hacía entender que me casaría tarde. Pero te confieso que tenía pocos deseos de casarme. Deseaba viajar y ver el mundo antes. Viajé y viví en USA, Francia, Inglaterra e Italia mientras hacía mis varios pos-doctorados. Terminé casándome a los treinta años de edad con un norteamericano que había sido mi novio por cuatro años, y que tuvo la paciencia de esperar a que yo acabara mis estudios e hiciera mis primeras rondas por el mundo. El joven es un intelectual y excelente arquitecto con el que he viajado por casi todo el mundo.
Algo me decía que no sería fácil quedar embarazada, pues los frecuentes viajes de estudio o trabajo nos interrumpían los planes de maternidad. Ya para la edad de cuarenta años había tenido tres abortos naturales, y pienso que fueron causados por mi ajetreo de vida y mi falta de reposo. A los cuarenta años de edad decidí hacerme los bebés de probeta, quedé embarazada y los perdí a los tres meses de embarazo. De ese dolor guardo en la memoria el hermoso rostro de mi esposo cuando finalmente abrí los ojos luego de la limpieza en el hospital. Recuerdo que me dijo, -no te entristezcas, nos tenemos el uno al otro-, y su amor me fortaleció.
No desistí, al poco tiempo me sometí a otro tratamiento con implante de óvulos fecundados In Vitro, mediante dos laparoscopías. Para ese entonces ya tenía cuarenta y dos años de edad, y los médicos me indicaban los riesgos y los peligros. Aún así seguí con mi plan, esta vez, me acosté por cuatro meses luego del implante de tres de mis ocho óvulos fecundados con la muestra de esperma de mi esposo. Cuatro meses inmovilizada en una cama, como si fuera una inválida, mi madre y mi hermana Alice se encargaban de mí. Todo sin moverme. Deseaba tanto un hijo, que el sacrificio de estar quieta no lo consideré dos veces. Esa era mi última esperanza. Pero una noche de dolores y convulsiones, perdí a mis gemelos, ya con cuatro meses de embarazo, (de los tres óvulos fecundados e implantados, se habían desarrollado dos).
Creo que enloquecí. Ahora, miro hacia atrás, y pienso que debo haber enloquecido, la vida dejó de importarme por un tiempo, lo descuidé todo. Pero soy fuerte, y sé que la fuerza me viene del amor que siento por mi familia y mi mundo. Poco a poco recuperé el deseo de vivir, poco a poco volví a mi rutina rodeada de la magia de saberme afortunada por lo mucho que la vida me ha dado en todos los órdenes: libros, viajes, amigos, estudiantes, un hermoso jardín, salud, un perro, poesías, voz, y oídos para escuchar la risa de los niños y los consejos de los sabios.
Ahora pienso que en este universo tan complejo y hermoso, unas criaturas vienen para educar, otras para amar, otras para crear, y así me convencí de que el universo me necesitaba para todo eso, y que en otra vida, la próxima, me retribuirá con una familia de muchos hijos, lo sé, el corazón me lo dicta. Por el momento me fortalece darme de lleno en todo lo que miro, toco, siento y acaricio con la palabra y la obra. Si mi corazón encierra un gran dolor y mis brazos están vacíos, los trato de llenar con el trabajo, la poesía y el amor a la vida y a la humanidad.
IM. Carmen, ¿cómo vive la mujer científica su relación con la muerte y cómo lo vive la mujer creadora?
CV. Confieso que no me agrada para nada morirme y partir de esta vida, porque ha sido muy plena, estoy apegada a la Isla de Puerto Rico. Después de haber visto tanto, todavía sigo pensando que Puerto Rico es lo más bello, por su naturaleza frondosamente tropical, por la luz y los colores, por el verde y los azules, por la alegría de su gente y el color de su piel. Soy apegada a todo lo que me rodea, lo colecciono todo, cucharitas, abanicos, zapatos, muñecas, orquídeas, sellos de correo, monedas del mundo entero. Dios mío, lo colecciono prácticamente todo, y pienso qué pasará con todas mis colecciones cuando parta.
Por otro lado, sé que existen otras vidas por vivir, lo sé, me ahogué y pasé por el túnel, me enfrenté a mi juicio, vi mis vidas pasadas, y sé que tendré vidas futuras, sólo esperan el traspaso de ésta, y admito que he vivido bien, con gratitud y generosidad. La científica en mí me lo reafirma, y la poeta lo reconfirma con el ardor de la fuerza del verbo y la palabra. Si leen con detenimiento mi poesía lo verán continuamente, donde se refleja el alma antigua que cargo en esta profundidad mortal, sabiéndome ser fantasma que suplique tener piel.
IM. Han sido pocas las preguntas de esta entrevista, porque sabía que sus respuestas serían largas y sustanciosas. Quiero agradecerte, querida Carmen, tu tiempo, tu don de gentes y tu calor caribeño que contagia y hace sentir tan bien a todos los que te rodean.
Mil gracias, y que sepas que Mujer en Palabras estará siempre abierta para lo que gustes compartir con nuestras/os lectoras/es.
CV. Issa, me resta volver a agradecerte la oportunidad de abrir mi alma a tus lectores de Mujer en Palabras, y decirles a todos que estar vivo es una bendición, que el estado de ser feliz es una decisión interior e íntima, que sacarle belleza a todo lo que nos rodea es voluntario y simple, y que amarlo todo con todas nuestras fuerzas es la única recomendación que doy para gozar de harmonía absoluta.
Salto al firmamento para alcanzar la estrella más remota y colocarla a sus pies.
Carmen Amaralis
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