LA PAZ COTIDIANA
“A través de la paz interior se puede conseguir la paz mundial. Aquí la importancia de
la responsabilidad individual es bastante clara
ya que una atmósfera de paz
debe ser creada dentro de uno
mismo, entonces se podrá crear en la familia y luego en la comunidad.”
Dalai Lama
Este pensamiento del Dalai Lama, de sustancial profundidad, debería ser nuestro lema cotidiano. Saber, de forma cierta, que es dentro de nosotros mismos donde debemos crear la paz que luego devendrá en paz familiar y comunitaria. Pero ¿cómo lograrla?
Hay otro pensamiento que me interesa rescatar en este momento. Es una frase de una escritora rusa, Sofía Prokofieva, hija de Serguei Prokofiev y autora de “No me disculparé”, “Ático antiguo” y cuya obra de teatro “Sin testigos” fue llevada al cine por el director también ruso Nikita Mijalkov. Esa frase dice: “Todo ser humano, tiene en su interior, en su alma, un sonido bajito: su nota, que es la singularidad de su ser, su esencia. Si el sonido de sus actos no coincide con esa nota esa persona no puede ser feliz porque no está en paz.” O sea hay que animarse a escuchar en lo profundo lo que dice nuestra interioridad, saber qué suena ahí adentro. Es que nuestra armonía, nuestra paz interior empieza a construirse cuando nos atrevemos a aceptar nuestras voces interiores, cuando podemos escucharnos con armoniosa fidelidad. ¿Cómo hacerlo? Es necesario primero evitar todo prejuicio o crítica ajena. Y luego ajustar o producir mejores sonidos. Pensemos en la naturaleza que ante cualquier fenómeno que la desbande recobra la homeostasis: la armonía natural. Nosotros por naturaleza tenemos la capacidad de hacer ajustes para componer una situación y convertirla en sana; para escuchar a partir del silencio, la relajación, la calma, la oración profunda, las voces claras de la paz. Tenemos todas las posibilidades para encontrar la paz interior, si desechamos ruidos ajenos, malas vibraciones; si elegimos las voces que deseamos escuchar a nuestro alrededor. Si componemos un ámbito sano, poblado de gente sana. Si nos instruimos a partir de lecturas sanas, cálidas, constructivas. Recogeremos un bagaje interesante que nos permitirá una sólida cimentación de un ámbito de paz.
Pensemos en la importancia que tiene la paz en estos días tan violentos, turbulentos, agresivos, de mafias, de drogas, de violencia en escuelas, de revoluciones sociales, de atentados, de violencia familiar en todo el mundo que las noticias se encargan de hacérnoslo saber cotidianamente. ¿Creemos que podemos construir nosotros mismos la paz? ¿Hasta qué punto podemos colaborar para reducir los niveles de violencia que hay en nuestra sociedad? ¿Podemos construirla no como una expresión de deseo sino como un valor cotidiano?
Debemos saber primero de qué hablamos cuando hablamos de paz. Derivada del latín pax, esa palabra nos acerca a la definición de un estado individual de tranquilidad. En el aspecto personal, ya dijimos, se asemeja a una inquietud que aletea en el alma, nos llena de amor y nos inspira a las buenas acciones. En el aspecto social es la ausencia de conflictos, tranquilidad espiritual, o no violencia. ¿Cómo traducimos estos conceptos a un valor práctico? ¿Cómo vivir la paz como una realidad diaria? ¿Cómo hacer para que, además, logre una diferencia en nuestras vidas?
La paz es un espacio, un ámbito, como si fuera la casa en la cual vivimos. Es el espacio que ofrecemos para una forma de vida comprometida con ciertos valores y ciertos comportamientos: libertad, dignidad, justicia, respeto, solidaridad, aceptación, compasión, comprensión, comunicación. Tanto en un plano social, como en el individual, la paz es el espacio para que los conflictos puedan ser transformados de manera positiva y creadora, no violenta. En la cotidianeidad empecemos por casa. Si reaccionamos permanentemente ante lo que consideramos un agravio de manera violenta, si nos cerramos al diálogo cuando ya no podemos defender nuestra posición, si intentamos sacar ventaja por encima de todos a cualquier precio, si juzgamos a los demás todo el tiempo, no estamos creando el ámbito de paz. Si aceptamos la violencia física o psicológica en nuestra casa como forma habitual de vínculo, no estamos pudiendo ser en ese ámbito. En ese caso, pidamos urgente ayuda. No sigamos guardando silencio.
Construir la paz implica crearla promoviendo acciones concretas y una forma de ser comprometida con el respeto a la vida, a la dignidad de las personas, al resguardo de sus derechos, al rechazo hacia toda forma de violencia. Esto es, que en nuestra vida personal, los conflictos se resuelvan de manera positiva, a través del diálogo. Si cada uno de nosotros brinda ese ámbito, la paz se podrá multiplicar hacia todos los demás. Si en nuestro trabajo no logramos trabajar en equipo y coordinar tareas con otro sin que permanentemente haya fricciones; si tenemos un lugar de responsabilidad y lo aprovechamos sólo en beneficio propio; si ocupamos un cargo de poder y nos quedamos con lo que no es nuestro, no estamos construyendo el ámbito de la paz. En el plano social también, es necesario el diálogo para la solución de los conflictos, que haya respeto por los derechos de cada ser humano – libertad, dignidad, justicia-, que estén satisfechas las necesidades básicas de cada persona, que no haya hambre, ni miseria. Esto no sólo como un valor a ser tenido en cuenta por las personas que tienen la responsabilidad de gobernar, sino por todos. Cada uno de nosotros debe ser ese ámbito que enunciamos, debe ser ese valor para los demás si lo que queremos es construir la paz. Para que esto ocurra deben existir como base el amor hacia uno y hacia los otros; la comunicación con uno mismo y con los otros; la aceptación hacia uno mismo, hacia los demás; la solidaridad, el respeto a uno mismo y a los demás; el reconocimiento a nuestra legitimidad y la de los otros; la comprensión, la responsabilidad.
Aprender una cultura de la paz, en lugar de una cultura de la violencia implica asumir la responsabilidad cotidiana, hacer que nuestra actitud sea acorde con el ámbito que deseamos crear. Es un compromiso con uno mismo por sobre todo, la decisión de encontrar ese equilibrio y esa armonía interna que nos permita hacer frente a nuestras circunstancias de manera creativa, positiva, estando abiertos a crear permanentemente oportunidades, en vez de encerrarnos a pelear contra los obstáculos. Un compromiso con respetarse y valorarse, como la primera forma de empezar a valorar y respetar a los demás y poder construir un vínculo con la paz como espacio, como condición. Es ésta una elección cotidiana y un compromiso de amor por uno mismo y por los demás. Permítanme dejarles un mensaje final: “El fruto de la Luz es la bondad, la justicia y la verdad. Sepan discernir lo que agrada al Señor y no participen de las obras estériles de las tinieblas”. Ef. 5, del 9 al 11.
MUCHAS GRACIAS, PAZ Y BIEN.
VILMA LILIA OSELLA
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Vilma...
Leyéndote he adquirido conocimientos que desconocía y concuerdo con tu sentir...
Debemos estar en paz con nosotros mismos para poder salir al mundo a propagarla.
Un hermoso mensaje dejan tus letras; pero es tan difícil en un mundo tan congestionado como en el que nos encontramos en estos momentos, que esos vientos de cambio, esos vientos de paz, nos lleguen.
Encantada de leerte y gracias por compartirnos tan interesante trabajo.
Besos
Aplaudo tu trabajo, comparto desde mi pensamiento su contenido
No es para leer a la ligera, como tampoco no podemos tan liviano hablando de paz, sin conocimiento y compromiso. El texto nos invita a un viaje profundo, previa limpieza de nuestro ego y pasiones que nos vuelven sordos, porque la verdad habla bajito, como dice Vilma y como leo en la Biblia cuando Dios le habló a Elías. Si trabajamos por nuestro interior, micromundo, seguro que es la manera más eficaz, o por lo menos primera, de transformar el macromundo, es decir la sociedad.
Aún así es un trabajo cotidiano como dice Vilma y cita a diferentes autores,preferentemente a religiosos, ya que toda religión es un modo de religar armonía con uno mismo, con el otro, con el Creador y con la naturaleza.
El último párrafo del texto es un llamado iluminador y ojalá nos pueda ser útil como lo es para mí.
Gracias y felicitaciones, Vilma. Cariños.
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
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