PROSA DESTACADA. COBIJAS DE CARTÓN, DE MIRNA LÓPEZ BÁEZ

[ADMINISTRACIÓN-SVAI]

            Existen casas hermosas llenas de comodidad, de lujos, otras humildes con solamente lo indispensable, algunas otras apenas si tienen como albergar a sus habitantes, pero en la mayoría de ellas existe algo muy importante amor y niños, esos seres que nos hacen inmortales en el tiempo, que van transmitiendo nuestra cultura, apellido, costumbres, ideas, educación y todo lo que aprenden en sus hogares. Esos niños que con amor e ilusión llenan nuestros brazos y corazones e inundan la casa de risas y gritos, de juegos y alegrías. Esos son los niños felices que arropamos cada noche  contándoles cuentos y duermen felices, arropados por cobijas hermosas bordadas por las abuelitas.

Sin embargo, existen otras casas que son amplias, muy amplias, son las plazas, las calles, callejones, puentes, desaguaderos, pajonales y muchísimas más, en ellas no hay muchas cosas que puedan ofrecer comodidad, sin embargo, estos niños viven de la caridad de la gente y algunos de ellos piden, otros roban, y peor aun otros tienen la desgracias de vivir para un vividor que los manipula y los hace robar y pedir para él, mientras a ellos les da las migajas de un pan duro, en buena circunstancias porque existen los que en vez de comida les dan licor, cigarrillos y hasta drogas. Pero es la sociedad la causante de este mal, porque si es cierto que el aborto es un delito por ser un crimen, también es cierto que abandonar a los hijos es otro delito, porque los hijos son bendiciones y regalos de Dios y la mayoría de esos niños que nutren las calles, tiene un padre y una madre en algún lado. Mientras ellos miran las estrellas en las noches y no en los brazos de los padres sino con sus cuerpecitos temblorosos del frio, arropándose con cobijas de cartón que consiguen en los basureros y camas de periódicos que sacan de los cestos de basuras, en el día parte de su alimento son las sobras de alguien, o restos encontrados en la basura o simplemente juntan el hambre de un día con la del día siguiente, llevándolos a un resentimiento social y convirtiéndose así en los antisociales que asolaran a la sociedad que los ha pateado constantemente.

Su resentimiento se hace más y más grande hacía la sociedad y hacía los gobiernos que nunca movieron un dedo por ellos, a esos que siempre decían en los medios que ayudaban a la niñez abandonada y salían en la televisión rodeados de niños que buscaban para  hacer las publicidades, montando las mentiras y mentiras, mientras la realidad es que las calles están llenas de niños y jóvenes que no tienen hogar, esos niños abandonados que por alguna razón fueron excluidos, no sintieron un abrazo, un calor de hogar, un abrazo de papá, un beso de mamá, menos aún pisaron un aula de clase; ¿y cuántos de ellos en sus corazones albergaron alguna vez un sueño de grandeza? En esos niños abandonados, pudimos haber tenidos presidentes, pintores, ministros, maestros, arquitectos o simplemente niños que durmieran placidos en un cama tibia con amor.

La sociedad, los políticos, la inexperiencia de la juventud, la irresponsabilidad de los padres y la crueldad de las madres que viven del que dirán, de las apariencias; son los responsables de las cobijas de cartón de las camas de periódicos, de los niños y jóvenes que se forman en las calles como hormigueros etéreos. Una limosna no es la solución, un juguete en navidad tampoco lo es, ni llevar comida y ropa a un refugio, nada de eso es la solución. Es la conciencia y el amor, sobre todo el amor, que el es el bálsamo que todo lo cura, es mirar la vida y encararla y aceptar todo lo que se presenta y afrontarlo tal cual es, sin hipocresías, sin engaños, abrazando ese abismo que se nos presenta y retando a las apariencias de la sociedad, más no dejando a los niños abandonados para que luego vivan en cobijas de cartón

[Mary Flor Ramírez Barazarte]

Magistral producción literaria. La vida con sus vicisitudes. Merecido galardón.
cálido abrazo

[Carmen]

[RAMIRO DE LA ESPRIELLA ARRIETA]

FELICITACIONES

[RAMIRO DE LA ESPRIELLA ARRIETA]

FELICITACIONES

[Rafael Merida Cruz-Lascano]