POEMA Nº 10. CONCCURSO ANDRÉS ELOY BLANCO
A MI AMOR INMORTAL
AUTOR: GERARDO OMAÑA MÁRQUEZ
Un corazón sensible,
y un corazón ardiente como el tuyo,
quizás inquieto y oprimido,
quizás borracho y en lagrimas sumido,
sea el único que pueda comprender mi alma.
Mi alma no es bella, ni romántica,
ni superior por amarte tanto,
pero mi alma necesita amor, ya que es la vehemencia
que más enriquece mi espíritu.
Y no quisiera partir sino quedarme,
alejarme de ti no es razonable,
te considero inseparable y soy feliz,
muy feliz con tu presencia.
Quiero estremecer mi presente
Explotar como una bomba
y gritar de alegría por hacerlo,
quiero estar solo con mi soledad aparente
y quiero al mundo y confundirme con la gente.
También hay en mi espíritu
una alegría comparable a muchas flores,
y veo el mundo a través de cristales de colores,
y el mundo que en las tardes me enloquece,
en las noches lo adoro y lo perdono.
Y las luces, y los árboles,
los ríos, las playas y los mares, todo es mío,
quisiera expresar todo cuanto pienso,
escribir como quien pinta un lienzo,
cuanto te amo y como en ti pienso.
Ya pasaron las noches con sus versos,
con luciérnagas posando sobre hiervas,
el titilar de la estrella sigue siempre
aun cuando tu no sientas un amor incandescente.
El seguir sin ti en rumbos que me ahogan es sentirme impotente,
por que llorar y sufrir como tanta gente,
si podemos ser felices eternamente?
He decidido quedarme en ti
como fin del camino andado,
ya no quiero prolongar caminatas del pasado;
pues quiero encontrarme atado
a este centro crucial de mis deseos.
Quiero quedarme en ti y hasta fuera de mí mismo,
no quiero conocer nada ni a nadie,
quiero librarme del mundo
y regocijarme en ti, amor profundo!
¡OH ¡ si tu pudieras contemplar desde mi alma
el paisaje de amor con que te quiero;
todo son murmullos,
quejas, lagrimas, estremecimientos al sentirme bueno,
todo es como una línea de horizontes que limita tu amor a brazos viejos;
pues te quiero encerrar cual un espejo guarda
la imagen qué al voltear refleja,
frente a frente los dos, como un bosquejo.
Sigue mi alma confusa y sin embargo pienso,
que al transcurrir de los días hallaré el camino,
ya no seré peregrino;
y encontraré en tus brazos el fin del camino,
y relajaré mi cuerpo del cansancio andado.
¡OH como sueño tu presencia!