Había una vez un angelito que vivía en una burbuja de colores. Su nombre era Amor. Las puntas de sus alas parecían de chocolate, bañadas en oro puro. Su casa estaba escondida, detrás de una catarata de cristal de tornasoles azules. Todos los días, Amor, cruzaba la catarata y se asomaba, por un hilo plateado de agua, para mirar hacia la tierra. Hablaba con todos los angelitos, duendes, hadas y cuanto ser se cruzara en su camino, mostrando gran interés por los niños y las niñas del planeta.
Un día el ángel se acercó a un pequeño niño, cuyo nombre era Sebastián. El jugaba solito en los jardines de un hospital, el niño era muy inteligente. Rápidamente, Amor y Sebastián, se hicieron amigos.
Todos los días se reunían en los jardines para conversar, sonreír y jugar.
El angelito quería saber algo de los padres del niño y ni lerdo ni perezoso le preguntó donde estaban. Mi papá, dijo el niño: es un hombre importantísimo y muy ocupado, viaja mucho, por eso no viene a verme. El quiere ganar más dinero para comprar una casa mas grande y mi mamá debe cuidar a mi hermanita menor y trabajar mucho, para llenar la casa nueva, de muchas cosas de valor. Claro que a mí, me gustaría pasar mas tiempo con ellos y disfrutar juntos. Sería estupendo, dijo el pequeño con una triste sonrisa. Es por eso que quiero crecer rápido. Esperaré los años que haga falta hasta, que mis padres compren una casa más grande y la llenen de cosas.
La dicha es que te conozco y podemos jugar juntos, dijo el niño. El ángel se quedó pensativo, no entendía lo que estaba pasando y decidió preguntarle a Dios, porque había tantas injusticias con los niños y las niñas del planeta tierra.
Dios le respondió:
Debes mirar más allá de lo que ven tus ojos, debes mirar el corazón para entender el amor verdadero. Al oír eso, Amor voló hacia la tierra, cuando Sebastian abrió los ojos, Amor se dio cuenta que el pequeño, era ciego y lloró en silencio. Fue en ese momento que comprendió la razón de que el niño no sintiera temor de jugar con el y que nunca le hubiese hecho preguntas sobre sus alas doradas de chocolate. Así que hizo una petición a Dios en silencio. De repente bajo la luz del sol aparecieron los padres de Sebastian con su hermanita, pero no podían ver al angelito. Resonó la voz del padre: Creo que la casa nueva y las demás cosas pueden esperar un poco. Cierra los ojos Sebastián. Toma nuestras manos y siente que el amor es lo mas importante. Ya no te dejaremos solo, siempre estaremos unidos en el amor verdadero.
Amor se sintió muy feliz, al ver que su petición a Dios había sido respondida, Alegre y amoroso, agitó sus alas y le pidió a todos sus amigos, ángeles, duendes y hadas que lo ayudaran a pedir por todos los padres y madres del planeta, para que nunca falte el amor por los niños y las niñas, ya que ellos son lo mas importante en la creación y evolución de este paraíso llamado tierra. Desde entonces, Amor siempre visita a los niños y a las niñas… pero es un secreto que no les puedo contar…papá y mamá no lo saben, pero dentro de cada pequeñín, vive un angelito que ellos deben descubrir.
ALONDRA, cantautora y poetisa costarricense.
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
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