I
¿Es de este mundo la verdadera riqueza?
Acércate al conocimiento,
para sumirte más en las tinieblas.
II
Las letras
(camino interminable,
piso de clavos),
forman un agujero
perenne
en la conciencia,
un abismo en el fuero
un vacío insondable que atormenta,
daña la digestión
y el sueño ahuyenta.
III
El animal satisfecho
come, duerme,
logra sexo,
y defiende con las…
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Agregado por Sergio Esteban Vélez el julio 28, 2009 a las 4:09am —
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Sufro mucho,
como un niño,
porque no soy capaz
de dejar el vicio
tan mal visto
de comerme las uñas.
Y sé que ni siquiera
tendré un mausoleo,
porque el de la familia
nos lo robó un hermano
del bisabuelo.
Y pienso que no debo desvelarme
pensando pensamientos,
pues me saldrán ojeras
que arruinarán mi éxito en las fiestas
de la semana entera.
Entonces me enderezo
y me quedo dormido
mirando al techo.
Agregado por Sergio Esteban Vélez el julio 28, 2009 a las 4:08am —
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Soy camaleón afanado
por lavarme los dientes,
por tener impecable el aspecto del cabello
y por que la corbata
salga con el pañuelo.
Empujo una pesada
carreta de viento,
que me abalanza exangüe
a un huerto estéril.
No tiene vacaciones
mi intento
por comprenderme,
pero es más fácil
exfoliarme los poros
con el último tónico extranjero.
Entonces dejo
que la vida me lleve,
que el cerebro se…
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Agregado por Sergio Esteban Vélez el julio 28, 2009 a las 4:08am —
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A imagen y semejanza
de Dios
dicen
las escrituras
que fuimos hechos.
Y yo me pregunto
si tenemos, acaso,
el fulgor de la divinidad,
el ritmo universal
del equilibrio,
la transparencia existencial,
la caligrafía metafísica perfecta,
la potencia racional,
el saber dimensional,
en la medida
teológica
de Dios.
Agregado por Sergio Esteban Vélez el julio 28, 2009 a las 4:07am —
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Todo túnel tiene su fin
y no hay pozo sin fondo.
De todo cuanto acabamos de decir
que es el espíritu,
sólo nos queda repetir
que hay que extraer el sumo
de la esfera,
círculo en que giran las manecillas del reloj.
Agregado por Sergio Esteban Vélez el julio 28, 2009 a las 4:07am —
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Disecada en vida,
Marlene Dietrich
nunca dejó brotar su carcajada,
por no arrugar su piel de porcelana
(no sabemos de qué
color
tenía el alma).
Y, para gozo de su ego,
de máscara de hielo
y esmoquin con sombrero
(que camuflaba un duelo incontenible,
más profundo
que el de Berlín en llamas),
sus líneas de expresión no se marcaron
en casi diez decenios
y sus piernas causaron paroxismo
hasta en la Garbo…
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Agregado por Sergio Esteban Vélez el julio 28, 2009 a las 4:06am —
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Era una llama al viento.
Era una pira en el desierto
esferoidal
del cóncavo mundo terreno.
Una tea en un barco ebrio,
en el océano más revuelto,
que deambulaba sin cesar.
¡Brasas de libertad!
Bocanadas de cierzo
gritaron hedonistas
la distensión de su evangelio,
que se nutría de lo acerbo.
¡Una lumbre impetuosa
contra un helado vendaval!
Era un soplete efervescente
de flama indómita indomable,
un…
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Agregado por Sergio Esteban Vélez el julio 28, 2009 a las 4:06am —
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Yo soy Adriano,
El grande,
He vencido en la guerra
Y conozco el secreto
Del laurel de la gloria.
He recorrido mil paisajes
Que se han grabado en mis retinas,
He alimentado
Mis incógnitas
Con la verdad helena
Y quise sondear la medicina.
Mi sangre ibera
No encontró quién la intimidara
Hasta que hallé tu risa,
Mi efebo,
El esclavo incitante
Que sometió a su rey.
Me subyugó tu torso
Y me venció la savia…
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Agregado por Sergio Esteban Vélez el julio 28, 2009 a las 4:05am —
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Corriendo
por las escalinatas
de tu pensamiento,
veo
juegos de fuego
ominosos
creciendo
hasta el Big Bang
lumínico y patético.
Tchaikovski,
piedra,
Pedro,
no puedo,
no puedo consolar
el llanto de tus vientos:
salmo de saetas,
puñales negros,
sables cosacos
gimiendo.
Esta es la sinfonía del destino
que mendiga un abrazo sempiterno,
pero que,
más allá del falso…
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Agregado por Sergio Esteban Vélez el julio 28, 2009 a las 4:04am —
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En el centro del sagrado recinto,
el genio,
aprisionado en la órbita de sí mismo,
se perdía en la noche de los tiempos
e insistía en buscar la teoría
de los abismos líquidos
inmensos
en las confusas capas
de la naturaleza íntima
de su ego.
Agregado por Sergio Esteban Vélez el julio 28, 2009 a las 4:03am —
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Estas almas
que están tan convencidas
de que van tan bien...
no saben
que están en el Infierno.
Parecen sonámbulos,
tienen la conciencia
completamente dormida,
ambulan por todas partes
y creen firmemente que están vivos.
Ignoran su muerte.
No está de más decir
que sienten
el huracanado
viento de Mercurio,
y blasfeman incesantemente
en la zona subterránea
del cerebelo.
Agregado por Sergio Esteban Vélez el julio 28, 2009 a las 4:02am —
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El alma pesa veintiún gramos,
afirman los filósofos
esotéricos.
La energía suprema
encadenada a un cuerpo
y sólo dos postigos
trémulos
le muestran un rincón
desierto
del universo.
La pseudovida
sometida al tiempo;
los sueños,
a unos huesos,
y el amor,
a unos átomos de humo.
Todo en un cenicero.
Son sólo veintiún gramos
eternos.
Agregado por Sergio Esteban Vélez el julio 28, 2009 a las 4:01am —
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