1965: La revolución de la minifalda y el año que lo conocí

[Cecilia Marticorena Zilleruelo]

    Cuando el diseñador André Courréges presentó su colección de primavera-verano en el invierno de 1965, sabía que su carrera iba por buen camino.

   -Cada vez que he hecho algo moderno, con amor y entusiasmo, se me ha criticado- ¡Ya tengo bastante!- comentó.

   Aun así, este modisto hizo desfilar a sus  modelos con botas blancas, vestidos angulares y minifaldas -una prenda nueva, diez centímetros por encima de la rodilla- El público quedó en silencio pero, cuando terminó el desfile,   Courréges había mostrado no sólo una moda nueva sino también la mujer que la llevaría.

 

Y así con esta moda me empezaba a convertir en mujer.

 

   Fue este año en que lo conocí y no sé si mi corta falda y mis piernas delgadas lo animaron a besarme y dejarme suspirando por tantos años.

   Recuerdo  la citroneta de su amigo Raúl –novio de mi mejor amiga- con quienes compartíamos esas noches en que nos parecían segundos.         Donde nuestras bocas no descansaban y nuestras inquietas manos querían aprender de memoria nuestros cuerpos.

   Las noches de bailes, en que  nuestros cuerpos  parecían uno solo y casi sin respirar para levitar al ritmo de la música. El lugar… donde se reunían los jóvenes, la discoteca ’’Las brujas’’.(Lugar donde se reunían los jóvenes chilenos)

   Y así esos lugares de los alrededores de Santiago que eran la pasión de nuestras citas nocturnas, Lo curro, El Arrayán, Los Dominicos o sencillamente cerca de la casa de mis padres, quienes dormían con un ojo esperando que la hija apareciera, toda chascona tratando que en sus ojos no se notara  el brillo y hablando desde lejos porque el olor a sexo se apreciaba a metros de distancia.

   Siempre fue callado, introvertido y ese enigma me atraía por sobretodo. Yo era una colegiala y adolescente sin criterio, él ya era un joven universitario maduro y responsable que empezaba la vida y la moldeaba a su antojo. Y yo, no estaba en sus planes… aunque nuestros encuentros eran apasionados. Y lo recuerdo muy bien –sentía como el placer lo invadía- abandonó nuestras citas.

Nuestras vidas se fueron caminando por distintos senderos. Casados y divorciados con hijos y nietos, con dolores y alegrías pasaron cuarenta años hasta que apareció en la pantalla de mi notebook ese frío mes de julio.

 

   Apareció triste y cabizbajo con dolores y angustias. Con su pelo canoso y pequeñas arrugas en su piel, sus ojos eran los mismos que tantas veces recordé y busqué en las calles del mundo. Porque para mí él fue, es y será el más apuesto de los hombres que he conocido.

   Fue un alegre y emotivo encuentro donde tratamos de decirnos lo que había sido de nosotros. Con amenos y entretenidos diálogos pusimos sobre la mesa sentimientos y tristezas, frustraciones y logros, hijos propios y prestados y años que brillaban en los ojos.

   La juventud afloró por arte de magia, nuestras manos se rozaron y nuestras bocas comenzaron a desearse de forma acelerada.

   Nuestras tazas de café  a medio terminar, la propina al garzón que fue en demasía, quedaron en la mesa de aquel Café, porque las ansias de años acumulados era más. Y huyendo salimos de allí.

   Cruzamos corriendo la ancha avenida con bocinazos que nos alertaban del peligro. En un estacionamiento municipal nos besamos, y lo hicimos con el aliento de los años.

   Por decisión de ambos terminamos en el puerto de Valparaíso mirando el mar a las cuatro de la mañana hasta ver el mejor amanecer.

   No volvimos a vernos, muchos correos fueron escritos y jamás enviados.

   Ahora he dejado  pasar el tiempo -que siempre pienso es oro a esta edad- pero se lo he regalado por respeto a su intimidad…

   No estoy en condiciones de soñar, mal que mal esperé verme en sus ojos 40 años.

 

"¿Qué perfume usas? Y riendo le dije:

-¡Ninguno, ninguno!

Te amo y soy joven, huelo a primavera..."

 

 

 

 

[marco gonzalez]

Waooo!! ue piernasss muy  buenos recuerdos de esa epoca que no se olvida

[Cecilia Marticorena Zilleruelo]

Mis piernas aunque flacas lucen de princesa.....Modestamente!!!

Gracias Mirna por tan bellas fotos y el comentario

[LCDA. MIRNA LOPEZ BAEZ]

AY CARAY¡¡¡¡ CUARENTA AÑOS SON MUCHOS PARA ALGUNAS COSAS PERO NO PARA COLOCARSE UNA MINIFALDA DE NUEVO MOSTRAR LOS PIERNONES Y ENAMORAR A ESE SER QUE ENLOQUECEMOS DESDE LA JUVENTUD.

LOS AÑOS PASAN Y LOS RECUERDOS QUEDAN.

TE DEJO UN RECUERDO DE MI A MIS 40 AÑOS EN MINIFALDA Y AUN ME PASEO POR LIMA, SANTIAGO, BUENOS AIRES CON MI PÈRUANO Y ELLA 

UN ABRAZO

MIRNA