Descubrirse
a Manuelita
mi madre
Tallan las crecidas manos los hijos
Se trepan inesperadas entre sonrisas.
Temblorosas acuden al llanto, mágicas.
Inician ante tizas de colores nombres.
No traen armas para su defensa.
Crecen ante la caída al primer paso.
Libres, tallan sonrisas abiertas al juego de la vida,
al tierno aliento de labios,ojos cansados de sueño,
acunar su tibia mirada, su vencida canción de cuna,
en el llanto alzado de la infancia,cómplice melodía.
¿Qué medida sobrevive, tu serena ternura?
¿Qué sustancia o alquimia te hace madre?
¿Será sangre del alma, alianzas de rostros,
lamiendo pudores entre dioses y ángeles?
¡Qué difícil escalar su origen, su materia!.
¿Qué secreto labrará esta oral distancia?.
Lo natal ampara y en sus manos crecen
trozos de pinceles, que pintan con gracia,
laten sin soberbia, abrazan, se instalan. Aman.
Son los brazos fuertes, tiernos de madre.
que guarda su niño, como antorcha libre
y en la noche al vuelo se cruzan miradas,
esas que se sienten solo de una madre.
Tallan las crecidas manos, los hijos, sus edades.
Su trama de vida, le esculpen espacios de voces
virginales, nombres de siempre, asombro inesperado,
sentencias inquietando al miedo con mágicas palabras.
El espacio con su voz, su mirada, es ceremonia eterna.
y descubrirse en un hijo, es como escribir en las estrellas!.
Autora : Lidia Cristina Carrizo
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