Son las 6:30 de un oscuro amanecer en Lima, Perú. A través de la ventana de la cocina, Patricia contempla la leve llovizna que riega el jardín, al tiempo que disfruta a pequeños y espaciados sorbos, una taza de café colombiano, según ella, el mejor del mundo, mientras recuerda con nostalgia: familia, amigos, vecinos, calles y paisajes que han quedado en su entrañable Colombia desde donde emigró hace ya cinco años con un equipaje de esperanzas y su único hijo, de diecisiete años (para ese entonces), en busca de mejorar su situación económica y la de su familia en Colombia.
Agradecida por la acogida que le ha brindado el país extraño, recuerda que, a pesar de que llegó al Perú con las manos repletas de ilusiones y los bolsillos clamando una moneda, pudo sacar a su hijo adelante luego de que, en su amada Colombia, el muchacho desde los doce o trece años más o menos, ya disfrutaba el peligro del vicio y la vagancia. Sin embargo, gracias a Dios y a su lucha férrea por salvarlo de ese riesgo, hoy en día, a sus veintidós años de edad, su único hijo es un hombre trabajador, ya tiene casa propia, es independiente y la ayuda a ella bastante en lo económico.
Inmersa en ese estado de nostalgia y agradecimiento, el timbre de su teléfono móvil hela la sangre en sus venas y un pánico desconocido atora el grito en su garganta, sin saber el por qué. No es para menos.
Patricia mira su móvil para ver quién es que la llama tan temprano y contesta ansiosa, aunque ya calmada.
Carmenza y su hijo de veinticuatro años, también colombianos, amigos de Patricia y Marina. Patricia no puede contener el llanto, solo atina a gritar:
Luego de la breve charla, Marina se despide para permitirle a Patricia llamar a la amiga colombiana para solidarizarse con ella en el cruel momento que está padeciendo. Sin embargo, la consciencia del subconsciente, siempre nos alerta, aunque la hagamos a un lado.
Patricia, decidida y comprometida con llamar a su compatriota y amiga, va y viene dentro de su casa; cada que toma el teléfono para llamar a Carmenza, recuerda alguna cosa que tiene que hacer: ordenar la ropa, sacar la basura, lavar el baño, comprar el pan, etc. Hasta que pon fin se ocupa de lo que su subconsciente le ha venido retardando, y entonces se sienta cómodamente para llamar a Carmenza a expresarle su solidaridad y brindarle acompañamiento y apoyo en lo que ella pueda. Sin embargo, primero entra una llamada, mira la pantalla del móvil que dice: hijo, la contesta para hablar primero con su muchacho.
Al cabo de un rato, mientras aguarda en la sala de espera a que le traigan a su hijo, Patricia recuerda lo que le dijo el profesor de algebra cuando fue a cambiar a su hijo de colegio por los problemas que se le venían presentando: “Señora, tome consciencia que no está solucionando el problema, dese cuenta que solo se está llevando el problema para otra parte”. Levanta su rostro bañado en lágrimas y cae de rodillas al contemplar, a lo lejos, a su único hijo tras las frías rejas…
Personas y ciudades, ficticias; personajes y lugares, reales. Más allá de esto, una realidad tan cruel como cierta; tan indeseable como repetitiva. Dos madres unidas por el amor y el dolor por su único hijo… dos mamás separadas por una tumba y una cárcel. NADIE imaginaría siquiera, ser una de ellas…
Comentario
Una historia que llega y profundo.
La vida nos enseña a estar siempre alertas, todo es factible.
Gracias por compartir, amigaza
Van abrazotes
Gracias a vos por tu apoyo Maria de los Angeles Villar .
Bendiciones por montones, amiga.
Gracias por tu constante apoyo querido Poeta Críspulo Rufino Cortés Cortés.
Fraterno abrazo.
Infinitas gracias amiga Josefina Camacho .
Bendiciones por montones desde Colombia.
Infinitas gracias Poeta Jaime Ignacio Jaramillo Corrales.
Te tenía por español, poeta, pero me alegra mi talentoso compatriota, un fraterno abrazo desde la dolida Patria.
Gracias por tu apoyo y consideración.
Un abrazo mi admirado paisano.
GRACIAS MAGNOLIA POR TU ESCRITO TAN SENTIDO
UN ABRAZO
Magnolia, estimada poetisa tu tema nos llega al alma y produce dolor inmenso. Realmente son cosas que suelen suceder y la vida nos muestra a su paso cosas que no podemos superar. Gracias por compartir un tema que nos deja reflexionando en el mundo . Abrazo desde el sur., abrazo desde el sur
Querida Magnolia, he leído tu pormenorizado relato, que podría ser la más corta de todas las novelas que he leído y, me he quedado estupefacto ante las escenas y personajes que describes, magistralmente, con un estilo depurado y súmmum elegante. De verdad que supiste hacerme sentir la profunda desolación, que desde distintas locaciones y dramáticas circunstancias, abrazó a estas dos desdichadas madres.
Te aplaudo sostenidamente y de pie, apreciada coterránea, desde Zaragoza, Aragón (España), siendo las 01:06 horas de la madrugada del día jueves, del 06/05/2021.
Un saludo y fraternal abrazo.
Tu amigo por siempre,
Jaime Ignacio
Condorandino
Apreciada Poeta Iris Girón Riveros, por desgracia, en una historia pura y dura... solo cambié nombres para no herir susceptibilidades, pero es una verdad cruel.
Un fraterno abrazo, amiga.
Gracias querido Poeta Elias Antonio Almada por el destacado.
Un abrazo fraterno, desde Colombia.
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
CUADRO DE HONOR
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