El wayeb’, para el presente año 2011, da inicio con el día jueves 17 de febrero Kej’, y concluye con el día E martes 22 de febrero o sea el primer día del Año Nuevo. En el 2011 el cargador principal del año es entonces el Sr. E, Pero qué significa eso de Wayeb y qué es eso de cargador. Ambos encierran lo que comúnmente se conoce como “Año Nuevo Maya”.
Para comprenderlo mejor, debemos recordar que con relación al registro y control del tiempo por parte del pueblo maya, antes de la llegada de los europeos al nuevo mundo, este pueblo estableció una serie de calendarios u ordenamiento del tiempo, como ellos mismos lo denominaron: txol, ordenamiento y q’in tiempo.
Entre los distintos calendarios que se conocen por medio de las investigaciones, están: el Ritual o Tzolkin o también conocido como calendario lunar, este era el más conocido por el pueblo, ya que regía la vida cotidiana en casi todos los ámbitos, laborales, familiares, religiosos, domésticos… establecía vínculo entre los dioses y los hombres. Según el cronista, padre Landa, de este calendario obtenían los nombres de los recién nacidos, regía el ciclo de las ceremonias, rendía culto a los días sagrados, contabilizaban las edades de las personas, interpretaban los pronósticos por parte de los adivinos, etc.
El Txolq’in consta de un año de 260 días, o sea 13 meses de 20 días; el cual se inspira en la vida misma del ser humano, ya que para algunos autores como Oliver La Farge, Ruth Bunzel, Miguel León Portilla, opinan que este sistema vigesimal se inspira en los veinte dedos de las extremidades de una persona.
El número trece hace referencia a oxlajuj kaj, trece cielos o trece grupos de estrellas de las constelaciones que también se inspira en las trece articulaciones del cuerpo humano o los trece meses mayas de la gestación humana. Estuvo en vigencia durante la época clásica maya, un calendario conocido como agrícola que consta de 360 días, a los que se les agrega cinco días llamados Wayeb’ que significa cinco, dedicados a la acción de gracias y penitencias, ayunos y rogativas; tanto por los beneficios del año anterior, como para pedir por el año que llega.
Al respecto, el cronista Padre Landa quien presenció en muchas oportunidades las celebraciones, describe este acontecimiento: “Luego comenzaban sus ofrendas, sahumerios y oraciones y muchos derramaban la sangre de las partes del cuerpo… y así pasaban estos días aciagos, al cabo de los cuales llevaban a Uacmitunahau al templo para recibir otro año”. Estos cinco días Wayeb’ eran los complementos para el tiempo astronómico, o sea para completar los 365 días del recorrido solar.
Hay que recordar que el pueblo maya era un pueblo teocrático; pues asociaba casi siempre las actividades de todo tipo como las científicas con lo religioso. Este calendario agrícola denominado Ab’ registraba los ciclos de las lluvias, la época de siembra y cultivo del maíz como principal alimento; las épocas de caza y pesca; tiempos de ahuyentar los vientos y el exceso de la lluvia y de las enfermedades para la cosecha.
El calendario Ab’ también tiene estrecha relación con los B’acab’es que son cuatro Cargadores del tiempo, que se van turnando cada año en la portación del q’in, tiempo. Landa se informó sobre el origen de estos cargadores en el sentido de que “ eran cuatro hermanos a los cuales puso Dios, cuando crió el mundo, a las cuatro partes de él sustentando el cielo para que no se cayese…”.
Los nombres de los cargadores en época de Landa son: Kan, Muluc, Ix, Cauac. Cada año se turnaban en cargar este período de tiempo y el autor afirma que cuando le correspondía cargar el día KAN, el nombre del año era kanuuayayab; cuando el cargador era MULUC, el nombre era Chacuuayayab; cuando era el día IX, correspondía al nombre de Zacuuayayab y en el turno de CAUAC su nombre era Ekuuayayab. Estos nombres correspondían, en realidad al color de la región cósmica de este, oeste, arriba y abajo.
Landa comenta también que “Hacían muchos bailes y bailaban las viejas como solían, y en esta fecha hacían un oratorio pequeño, o renovaban el viejo y en él se juntaban a hacer sacrificios y ofrendas…pues era fiesta general y obligatoria”. Esto hasta cierto punto puede verse aún en la actualidad aunque los nombres de los cargadores hayan cambiado. El wayeb’, para el presente año 2011, da inicio con el día miércoles 11 de febrero Kej’, y concluye con el día usluk’eb’ E miercoless 22 de febrero o sea el primer día del Año Nuevo.
En el 2011 el cargador principal del año es entonces el Sr. E, uno de los Bakabes mencionados por Landa. Los nombres de los cargadores en la actualidad, han sido modificados con relación a los mencionados por Diego de Landa, aunque son los mismos, solamente varían de acuerdo a las diferencias dialectales de los actuales idiomas mayas que son treinta en Mesoamérica.
León-Portilla nos ilustra al afirmar que en la actualidad existen inscripciones que datan desde los tiempos precolombinos, en las que se mencionan estos cómputos de tiempos como referencia de su cronología. Portilla así comenta que “los tunes o años de 365 días también llamados en ocasiones Haab; las lunaciones y revoluciones sinódicas de los planetas, se coordinaban con la cuenta de 260 días, generalmente conocido como el Tzolkin, gracias al empleo de los mínimos múltiplos, comunes a este período y a las otras medidas astronómicas”.
Hubo otros calendarios como el Tun, el Katún, B’aktun, Pictún, Alawtun… que consistía en períodos más prolongados basados en la cuenta larga; tal como el B’aktun de 5,200 años; como el 13 Baktun y que llega a su final de ciclo para el 21 del mes de diciembre del 2012.
El final de este calendario de cinco cifras en el conteo maya constituye una Era Maya; es decir, un período de tiempo en el que no sólo se erigían las piedras monumentales de conmemoración, sino que llegaba a su punto cero en el registro del tiempo, para comenzar otra era dentro del gran ciclo. Pero no eran de simple acumulación de datos matemáticos, sino que debían coincidir con los fenómenos celestes y el paso de los cometas y otros movimientos de los astros que marcaban épocas como los solsticios y los equinoccios.
El sistema calendárico maya se remonta hasta los albores de la creación del mundo; los antepasados mayas registraron la memoria histórica en documentos que reflejan informaciones sobre diversos acontecimientos, tales como los que nos proporciona el Pop Wuj sobre las diferentes creaciones en el proceso de evolución humana; primero en la tradición oral y luego como registros escritos ya dentro de la nueva alfabetización de la cultura europea.
Según el Pop Wuj, “cuando los Creadores y Formadores vieron que no era posible que hablaran, se dijeron entre sí: No ha sido posible que ellos digan nuestros nombres…Entonces se les dijo: Seréis cambiados porque no se ha conseguido que habléis” Luego, se probó con el barro y más tarde con la madera, hasta que el hombre actual, hecho de maíz, continúa evolucionando hacia la perfección humana, o hacia la decrepitud de su especie según haga uso de la herramienta principal que le fue dotado: la inteligencia.
El inicio de la presente Era maya, comenzó en un punto de partida en el año 3113 a C. El punto de partida de un hecho cronológico especialmente significativo como lo es la “última creación del mundo” considerado por los especialistas como la creación de la edad y sol de los hombres de maíz; según la relación del Pop Wuj.
Thompson, hace notar que los sabios mayas “concebían el tiempo como algo sin principio ni fin, lo que hacía posible proyectar cálculos acerca de momentos alejados en el pasado sin alcanzar jamás un punto de partida” como ejemplo de ello tenemos dos fechas importantes y astronómicas en las estelas de Quiriguá.
La Estela F en la que hay una inscripción que habla de 91,683,630 años y la estela D del mismo lugar que menciona la fecha 7 ahau, 3 pop: unos 400,000.000 de años atrás. Para la compresión del sistema calendárico sobre las diferentes creaciones, es preciso ubicarnos en el contexto teocrático y científico de los mayas; tal como Miguel León Portilla los llama “Los observadores del cielo”, ya que construyeron su ciencia partiendo de cero y sin aparatos como ahora, observando el movimiento de los astros.
El Wayeb’, aparte de ser fechas rituales y de sacrificios, eran de observancia general. Según el Padre Landa “otra manera de meses tenían de a 20 días, a los cuales llaman Uinal Hunekch; de estos tenía el año entero 18, mas los cinco días y seis horas. De estas seis horas se hacía cada cuatro años un día, y así tenían de cuatro en cuatro años el año de 366 días. Para celebrar la solemnidad del año nuevo, esta gente, con más regocijo y más dignamente, según su desventurada opinión, tomaba los cinco días aciagos (wayeb) que ellos tenían por tales antes del día primero de su nuevo año y en ellos hacían muy grandes servicios a los Bacabes… y acabados estos servicios y fiestas, y lanzado de sí, como veremos, el demonio, comenzaba su año nuevo”. Hasta aquí lo que dijo Landa.
Actualmente, en las comunidades mayas se conserva la observancia del calendario maya, pero debido a más de quinientos años de desvinculación de la cultura antigua, al igual que los idiomas y otros elementos culturales, el año nuevo no se celebra en todas las comunidades, y si se hace, no coincide en las mismas fechas.
En el área de la familia lingüística K’icheana, al parecer el año nuevo se lleva a cabo en uno de los días que marca El Cargador del Año o Bacab como se conocía antiguamente; que no es fiesta movible pues coincide con la misma fecha del calendario gregoriano en cada año. Es diferente a otra fiesta entre los quichés conocido como el Wajxaqib’ B’atz’, Ocho monos que también tiene la connotación de hilo, símbolo de continuidad en el pasado, según Buzel un buen día, el día de la perpetuación de las ceremonias y costumbres de nuestros antepasados. Por consiguiente, en el día ocho B’atz’ se dan gracias por cualquiera de las ceremonias que posee el pueblo maya, especialmente aquellas del calendario.
Como otros elementos de la identidad maya y guatemalteca en general, es importante conocer nuestro pasado en el tiempo; nuestra historia y las raíces de nuestro origen. Lo primero que se debe hacer en áreas interculturales como Guatemala es promover el respeto mutuo entre las culturas mismas. Solamente conociendo y valorando aquellos aspectos de culturales como la concepción del tiempo, podemos consolidar nuestra identidad y construir nuestro futuro hacia un desarrollo en los diferentes ámbitos de nuestras vidas.
En cualquier parte del mundo, la especie humana es una, es única entre las demás especies, lo que nos hace diferentes es la cultura que practicamos y nos hace sentirnos solidarios y pertenecientes a una comunidad. Por ello, deseamos a todos los guatemaltecos ¡feliz año nuevo maya!
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