EL CUENTO DE GENOVEVA

[ELISEO LEON PRETELL]

EL CUENTO DE GENOVEVA
Autor: Eliseo León Pretell
*Poeta escritor peruano
“Ciudad Satelital”
Houston Texas, E.E.U.U.

CUENTO

En la bella Contumazá, una pareja de enamorados incomprendidos por sus padres, aprovechó la fiesta del Santo Patrón el veintiuno de Setiembre y la luna esplendorosa de media noche, para huir lejos y vivir su amor prohibido de primos hermanos. Ya casi amaneciendo, iban entrando al hermoso caserío llamado: “Pampa de las huertas” justo a la vera de la carretera, cerca de Chilete.
El olor a fruta madura y tierra humedecida los hizo pensar casi al mismo tiempo, ¿Qué tal si nos quedamos aquí y compramos una chacrita para trabajar y hacer nuestra casita? Dijo: Miguel Ángel Plasencia Díaz, a su querida prima y amante: Blanca Rosa Díaz Montoya.
Se sentaron en una piedra esperado aclare el día, pensando y hablando sobre las ventajas de ese interesante lugar, hasta imaginaron a sus hijos jugueteando entre los árboles frondosos de ricos mangos, chirimoyas, guayabas, cansa bocas, ciruelas, guanábanas, yucas, plátanos, etc.
-Si Miguelito, este es el lugar, dijo muy cariñosa y convencida Blanca Rosa, tengo un dinerito que me ha prestado mi tía Matilde que sabía lo nuestro.
- Yo también traigo plata, dijo Miguel Ángel, es de la cosecha que hemos vendido con mi papá, pero le devolveremos cuando pase todo, la gente se canse de hablar y nuestros padres vendrán a vernos o iremos nosotros.
Todo el día pasaron preguntando, ya casi en la noche, encontraron una chacra mejor de lo que habían pensado, una familia vendía todo para irse a la capital. No les alcanzaba el dinero, pero los dueños aceptaron que podían cancelar dentro de seis meses. Así se hizo el negocio.
Con la fuerza de su juventud y su gran amor, trabajaban de sol a sol, sembrando, cosechando y construyendo su casita juntito a la carretera. Allí nació Genoveva, hermosa, de ojos verdes y cabellos rubios como su madre.
Los años pasaron muy rápido y Genoveva ya cumplía doce años, era hija única y copia de Blanca Rosa, como tal, engreída de su padre.
Un fin de semana llegó una camioneta de las “minas de paredones” buscando trabajadores, y tentado por el buen salario que ofrecían, después de hablar mucho con Blanca Rosa, aceptó Miguel Ángel, embarcarse en esta aventura minera, totalmente desconocida para él.
Pasó medio año, pero cada mes, salía un fin de semana, para visitar un solo día, a su esposa e hija que tanto lo extrañaban. Ocurrió que un sábado no llegó Miguel Ángel, y hasta muy noche, se quedaron en la puerta las dos, esperando ansiosas y preocupadas que llegara.
Pasó el domingo, ya casi cerrada la noche, llegaba el cuerpo inerte de Miguel Ángel, acompañado de unas veinte personas, entre compañeros y representantes de la minera “paredones” Ocurrió que un derrumbe en el socavón, lo cubrió quitándole la vida. Blanca Rosa cayó desmayada de dolor y Genoveva corría como loca empapando sus trenzas rubias con su incontenible llanto.
Gente que subía en el carro a Contumazá, avisaron a sus padres y llegaron ese mismo día en la tarde. Lo velaron esa noche y muy temprano los mineros cavaron su tumba y lo enterraron en el panteón de “pampa de las huertas”
El vaivén de varios años fue restañando las heridas y madre e hija salían adelante con mucho sacrificio, cultivando su parcela, cosechando y vendiendo la fruta de temporada.
Una tarde que Blanca Rosa arrastraba con sacrificio, un costal de yucas hacia su casa, apareció un vecino muy atento y se ofreció para ayudarla. Ella lo conocía, era don, Zacarías Gutiérrez, Director de la escuela sabática de Chilete, un hombre muy religioso y pegado a la biblia.
Confió sin más y después de agradecer aceptó su ayuda de muy buena gana. Desde ese momento, este atento pastor adventista, se pegó como una garrapata a la rubiecita viuda y a su hermosísima hija que ya iba por sus dieciséis años de caramelo.
Como de tanto ir el cántaro al agua, una noche que ya el pastor se despedía de Blanca Rosa, se le cayó o soltó intencionalmente su biblia, y sin quererlo, se agacharon juntos para recogerlo. Pasó que al levantarse se pegaron sus labios, de uno y otro lado, como un poderoso imán, sólo esperando un pretexto para unirse sin remedio.
No se dijeron más, no hacía falta. El pastor besando su santo libro miró al cielo y sintetizo todo diciendo “Dios bendiga nuestro amor” Ella sin decir nada, pareció decir lo mismo.
Después de pocos días y entre las murmuras del pueblo chico, ya vivían los tres olvidados del difunto Miguel Ángel. Un día cualquiera, la niña Genoveva comenzó a cambiar de semblante, se tornaba pálida y no quería comer. La madre preocupada, la bañaba con eucalipto y lo tendía en el sol, pensando en el paludismo que azotaba toda la zona arrocera de Chilete.
Luego empezaron unas náuseas secas y asco a todos los olores. Blanca Rosa, la llama enérgica diciéndole: Quítate la ropa que te voy a bañar, Genoveva ya no quiso obedecer. Para la madre ya estaba claro, esa barriga ya estaba creciendo.
Llena de rabia, agarró una rienda trenzada de cuero de res, y sin mediar más, le cruzó dos sin compasión.
¿Quién es el padre de ese hijo? ¡¡Habla!!
Genoveva solamente gemía de dolor sin pronunciar palabra
Vuelve a castigar Blanca Rosa gritando: ¿Quién es el padre de ese hijo? ¡¡Habla!!
Cuando se disponía a castigar otra vez, entra el pastor adventista: Zacarias Gutierrez y se interpone preguntando ¿Qué pasa aquí? ¿Por qué le pegas así a la niña? ¿Qué ha hecho esta criatura?
¡¡Esta muchacha está embarazada y no quiere decir quién es el padre de ese hijo!!
Dime Zacarías ¿Que apellido le vamos a poner?
¡¡Ayúdame a castigarlo Zacarías, hasta que hable!!
No Blanca Rosa, así no se arregla nada
Si tanto quieres un apellido ¡¡Pónganle el mío por mientras!! Después se verá que hacer, y salió a pasos largos.
Alma rosa moviendo su cabeza de arriba abajo, como una sentencia, corre tras él.
¡¡Zacarías!! ¡¡Zacarías!!
El pastor con su biblia bajo el brazo, ya iba lejos por la carretera hacia Chilete.

®Es el canto del zorzal
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No permitas que nadie te enfade, porque el que te enfada. Es posible te domine

[Elias Antonio Almada]