EL CUENTA CUENTOS
Autor: Eliseo León Pretell
*Poeta escritor peruano
“Ciudad Satelital”
Houston Texas, EE.UU
CUENTO
Wily King, era el nombre de este fabuloso personaje de mi cuento. Se trataba de un profesional ejemplar en todas sus aristas. El padre más dulce y generoso que cualquier mortal ya quisiera, o hubiese querido tener.
Por su sobrada inteligencia, se graduó muy joven, y en poco tiempo, ya era un fogoso y exitoso abogado, orgullo de su familia y de su pueblo.
A través de su fructífera existencia, pudo lograr lo mejor de sus anhelos y el bienestar de su familia, estudiosa y ejemplar como su patriarca querido.
Le faltaban pocos meses para jubilarse como Director de un importante estudio de abogados, su trabajo de muchos años, y se sentía realizado y muy feliz de haber liderado con éxito hasta el final. Sin embargo, de un momento a otro, le entró una inquietud y desesperación muy profunda, pensando, que va a ser enseguida. ¿Que iba a ser de su vida, desde la mañana hasta la noche? Se decía: Mis hijos ya son mayores y están independientes, cada uno con su familia, mi esposa lleva una vida muy distante a mis gustos, a mi arte y mis aficiones.
Pensando en todo eso, aprovechó la fecha de su cumpleaños donde llegaron sus familiares, amigos y vecinos, para comentarles su inquietud y escuchar algunas opiniones y consejos que pudieran servirle, para tal vez ponerlos en práctica.
Llegado el momento propicio, logró el silencio de la multitud y fue muy directo y fino como siempre:
Queridos amigos y familiares, antes que empecemos a brindar en esta hermosa reunión por mi cumpleaños, quiero comentarles algo: Estoy a pocos días de jubilarme, y cada vez pienso en esa fecha, en lugar de alegrarme, como que me deprimo profundamente.
Estoy consciente de mis setenta años, y creo haber cumplido en todos los aspectos de la vida, más no sé porqué, me asalta como un mandato divino, que tengo y debo hacer algo más, para dejar un mundo mejor al que encontré. Y no sé qué hacer.
Todos ustedes me conocen y saben de mis fuerzas y debilidades ¿Podrían sugerirme algo?
Ante esta interrogación tan personal de Wily King , levantó la mano su compadre: Marcelo Ipanaqué, padrino de su hijo mayor y poniéndose de pie, trató de urdir sus palabras como una verdadera autoridad diciendo: Vea compadre, primero agradezco nos haya confiado su inquietud y ahora después de escuchar mi sugerencia y la de los que quieran decirle algo, usted sabrá qué derrotero tomar y creo estamos todos para apoyarlo.
La buena cantidad de gente, que llenaba casi todo el patio de la parte delantera de la casa, rompió en fuertes aplausos para el viejo en sus primeras palabras.
Su querido compadre: Marcelo Ipanaqué, como filosofando sabiamente de la vida empezó diciendo: “Dicen que no hay mejor labor para el hombre, si no la que más le gusta y sabe hacer” Entonces compadre, con mis setenta y cinco años de vida, cinco más que usted y conociéndolo como le conozco, me creo con toda autoridad, para decirle a que se debe dedicar por el resto de sus días, con éxito asegurado.
Continuó el viejo diciendo: Le conozco compadre desde la escuelita, y jamás he visto a una persona con tanta calidad, gracia y sentimiento, para contar cuentos y recitar como usted. Cuántas veces nos ha hecho llorar y reír a carcajadas. Yo creo es lo mejor que sabe hacer y le sobra repertorio. No tengo nada más que sugerir.
Se multiplicaron los aplausos y todos estuvieron de acuerdo con el viejo Marcelo.
En toda esa noche de tragos y festejo, la idea del viejo Marcelo, era lo mejor y de todo lado escuchaba: Cuánta razón tiene el viejo, Wily es muy bueno, es el mejor, es lo máximo, como el no hay dos, es único, etc.
Como era un hombre de toma de decisiones, se identificó con la idea y comenzó a ensayar como un colegial, contando y declamando solo en el patio, la cocina, el comedor y en cualquier parte la casa.
Muy disciplinado, fijó fechas, horas, cuentos, poesías, relatos, fabulas, para cada día.
Eligió la “Plaza de los robles” la más bella de la ciudad, con muchos árboles frondosos para guarecer a las multitudes en los días de sol o garúa.
Para el primer día, mandó confeccionar una túnica tibetana de color nuez, ceñida la cintura con cordones de colores beige, torcidos y con nudos marineros.
Para el día siguiente, el mejor sastre del pueblo, le confeccionó un Frank de Barrington Inglés en color negro retinto, y así, tenía para toda la semana diferente vestimenta.
Mandó imprimir miles de volantes anunciando el “sábado, 18 de mayo” a las 10.am, la inaugural presentación del contador de cuentos: Wily King.
Todos sus familiares, vecinos, amigos, compañeros de trabajo, de promoción, etc. Se organizaron para no perder por ningún motivo el singular evento de su ídolo: Wily King.
Nervioso, como todo artista responsable, se levantó muy temprano y asistió a la primera misa, donde dejó muchos volantes para los asistentes, y se fue a vestir su “túnica tibetana” para dirigirse a la “Plaza de los robles”
Su compadre Marcelo, le había preparado un lugar expectante, desde donde podía dominar a todo el público girando a la redonda.
Avanzó a paso de médico, tranquilo, seguro, convencido y con una expresión de dulzura casi angelical.
El respetable no se hizo esperar y repitiendo su nombre: ¡¡Wily!! ¡¡Wily!! ¡¡Wily!!... aplaudían sin cesar.
Él, todo un artista, haciendo una señal de silencio, a unos veinte pasos antes de llegar a su lugar, rompió el sepulcral silencio de la gente, casi gritando, pero modulando armoniosamente su voz de eximio declamador:
Soy el cantor de América autóctono y salvaje:
mi lira tiene un alma, mi canto un ideal.
Mi verso no se mece colgado de un ramaje
como vaivén pausado de hamaca tropical…
Cuando me siento Inca, le rindo vasallaje
al Sol, que me da el cetro de su poder real;
cuando me siento hispano y evoco el Coloniaje,
parecen mis estrofas trompetas de cristal…
Mi fantasía viene de un abolengo moro:
los Andes son de plata, pero el León, de oro,
y las dos castas fundo con épico fragor.
La sangre es española e incaico es el latido;
¡y de no ser Poeta, quizá yo hubiera sido
un blanco aventurero o un indio emperador!
¡¡Qué grandeza!! ¡¡Qué éxito!! ¡¡Qué fervor!! Qué bien elegido el primer tema. Blasón, del gran cantor del Perú y América: José Santos Chocano
Luego fue desgranado lo mejor de su repertorio:
El pino de la cumbre, El poema de las cosas, La niña de Guatemala
Reír llorando, Este era un rey, Canción al olvido, Ella amará a otro hombre, El reloj de arena, El enamorado, Ajedrez, El amor que calla, besos, Etc.
Eran las doce del día, y se despidió victorioso entre atronadores aplausos. Todos querían darle la mano, abrazarlo, felicitarlo, lograr un autógrafo. Éxito total.
-Al segundo día, Wily King se levantó cansado, con un poco de dolor de cabeza, pero muy contento y agradecido de Dios. Llegó puntual a la cita, impecablemente vestido, con su Frank negro y corbata Michí Butterfly, pero no encontró mucha gente como el día anterior. Esperó un poco, como ordenando sus materiales y tuvo que empezar, porque algunos ya se estaban yendo. Tuvo que reducir su presentación seleccionando sólo lo mejor y cerró en un poco más de una hora.
-Al tercer día se levantó Wily King con muchas ganas de comunicar, con su voz, con sus manos, con sus gestos y su andar en el improvisado escenario, pero al llegar, no habían más de veinte personas. Sin embargo no se amilanó y se presentó ante ese reducido público, apagado en sus aplausos, ya parecía por cumplir.
Se despidió y se fue a descansar y a reflexionar sobre lo que estaba ocurriendo.
_Cuarto día. Wily King llegó a: La plaza de los robles” muy animado; pero no encontró a nadie. Más como tenía alma de hierro, se le ocurrió cerrar sus ojos para sólo imaginarse un público como el primer día. Recitó con mucha fuerza a Machado, Lorca y Barreto, después entregó cuatro fabulas de Samaniego y Esopo con sus ojos apretados. De pronto sintió la palmada del sacerdote del pueblo que suplicante le dijo: ¡¡Vamos a tu casa hijo mío!! Debes descansar, o tal vez debo llevarte a un médico psiquiatra. Wily se negó, cerró sus ojos y siguió recitando. De pronto la voz de un niño lo sorprendió diciendo: Señor, señor: ¿Usted es loco? Wily no respondió, pero en su lamento se dijo:
“Solamente falta que me orine un perro”
Cerró sus ojos para continuar diciendo esto, como una sentencia: “No he podido cambiar al mundo con mi poesía, pero él tampoco podrá hacerme cambiar”
Cerró sus ojos otra vez, y cuando se disponía a recitar REÍR LLORANDO de: Juan de Dios Peza, sintió que un líquido tibio corría por una de sus piernas invadiendo sus zapatos.
Era lo único que le faltaba.
Perdónenme, sigo aprendiendo.
®Es el canto del zorzal
©Derechos reservados
Cuando caigas en tierra, levántate otra vez y grita contra todo pronóstico:
«Mañana me irá mejor»
ELP
Comentario
He disfrutado el relato.
Posee todos los ingredientes necesarios para atraer al lector.
Shalom javer y ¡¡FELICES FIESTAS!!
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
CUADRO DE HONOR
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