SIEMBRAS DE JESÚS Y EL DIABLO
Autor: Eliseo León Pretell
*Poeta escritor peruano
“Ciudad Satelital”
Houston Texas, E.E.U.U.
CUENTO
Después de los tres encuentros más conocidos de Jesús con el diablo; no hace mucho me enteré, tuvieron otro encuentro muy interesante provocado por el diablo, para probar la inteligencia de Jesús y dejarlo en ridículo ante sus miles de seguidores.
Dicen que los espías del diablo le informaron a su jefe, Jesús dirigía con mucho acierto el cultivo de una variedad de productos desconocidos muy deliciosos, en unas tierras paradisíacas y sería bueno ver la forma de acercarse y descubrir sus raras semillas para ponerlos en las tierras de Satanás, dar trabajo a su gente produciendo su comida y así calmar el hambre de ese pueblo con muchos problemas de desnutrición.
Al diablo le encantó la idea y comenzó a maquinar un plan al parecer muy convincente y tentador, donde Jesús caiga en la celada con facilidad y tenga todas las de perder.
Un día que Jesús dirigía unos trabajos en sus canales de regadío, se le apareció el diablo muy amigable y más conciliador que nunca.
No temas Jesús, ahora vengo en son de amor y paz. No podemos estar todo el tiempo peleándonos, más bien debemos unirnos en armonía y desarrollar proyectos que beneficien a nuestros pueblos.
-Te propongo hagamos una sociedad agrícola al partir, que beneficie a nuestros seguidores dándoles trabajo y comida. Debo reconocer tú has avanzado más y nuestra sociedad seria así:
Tú pones la chacra, la semilla y los bueyes y yo me encargo de todo el trabajo hasta la cosecha, que nos partiremos la mitad cada uno. Como verás, será una sociedad seria, y cualquier problema lo resolvemos en el camino.
-Jesús lo escuchó sereno hasta el final, pensando en todo momento que estaba tratando con el diablo y en alguna parte estaría la trampa y la mala intención este traía.
Aceptó Jesús y le asignó las tierras que trabajarían, le entregó los bueyes y dejó la semilla para el final.
El diablo reunió a su gente y les habló: ¡¡Alégrense!! Ya tenemos trabajo, comida y seguramente una buena cosecha que lo manejaré con ventaja para nosotros.
Uno de sus líderes pregunto: Jefe ¿Nos puede explicar cómo es esa sociedad? Porque cada vez que usted intenta algo con Jesús, siempre sale perdiendo.
El diablo respondió: Esta vez no, he previsto todo y nada fallará, hasta he pensado en una buena comida para nuestros trabajadores.
_ ¿Y de dónde sacará la comida? Inquirió el líder de los trabajadores.
_ Fabricaremos algún accidente y matamos un buey o dos, cada vez que haga falta, Jesús lo repondrá, Él tiene muchos.
Comenzó el Diablo y su gente a remover las tierras asignadas por Jesús y en poco tiempo ya tenían todo listo para recibir la semilla, pero no sabían de que era, ni cómo se llamaba.
Jesús inspeccionó celosamente el trabajo de lado a lado, tratando de descubrir o darse cuenta que se traía el diablo entre manos. Al otro día muy temprano envió a un grupo de sus fieles seguidores con la semilla y debían quedarse hasta poner la última papa bajo tierra.
En pocos días comenzó a germinar la semilla en la buena tierra humedecida y ya aparecían con mucha fuerza los primeros embriones rompiendo y pintando los surcos de verde intenso.
En los tres meses siguientes, la inmensa chacra comenzó a florecer y parecía una gigantesca sábana de color blanco y morado sobre el prado.
El sol de mayo ya iba calentando el tiempo, y esas hermosas flores se iban convirtiendo en brillosos frutos, llenando los largos surcos.
Al ver estos racimos ya maduros, el diablo pensó que era la cosecha y mandó a su gente de madrugada para robar todo lo que puedan.
Se llevaron gran parte de los “embulcos” (frutos no comestibles de la papa) y el diablo se presentó ante Jesús diciendo: Vengo a pedirte disculpas, mi gente tenía hambre y autoricé se lleven lo que me toca de la cosecha, todo lo que queda es tuyo.
-Jesús ya sabía de que se trataba y respondió: No te disculpes, yo tengo la culpa por volver a confiar en ti, lleven todo lo que queda y aprovéchenlo; solamente devuélveme los bueyes, los dos que mataron, te los regalo.
- El diablo al verse descubierto y al parecer ganador, respondió: Después de todo, si eres el hijo de Dios, Él sabrá recompensarte, mi gente ya debe estar comiendo.
En ese instante, llegaron los líderes del diablo sonrientes trayendo los bueyes y Jesús les dijo: No se vayan, esperen un momento. Se arrodilló y oró dos minutos en silencio, al incorporarse, vieron con sorpresa que los bueyes se uncían solos, haciendo muchas yuntas, y sin gañan empezaban a remover la tierra.
-El diablo y sus hombres de confianza cambiaron su cara de victoria, cuando ven tras el arado cómo salían de entre la tierra, miles de papas de todo tamaño, para alimentar pueblos enteros.
-Perdedores, con el rabo entre las piernas ya se iban; pero Jesús los detuvo diciéndoles: Lleven un poco de papas para su pueblo, les deben estar esperando.
-Después de recibir la rechifla y reclamo de su gente, regresó el diablo “para pedir perdón” y queriendo sembrar otra vez.
-Jesús se dio cuenta que esta era otra jugada del demonio, y se animó a darle otra lección con un cambio de semilla.
-En las mismas condiciones anteriores, el diablo y su gente barbecharon la tierra dejándolo lista para semilla; pero advirtiendo que esta vez no cometerá ningún error que haga sospechar a Jesús las armas que llevaba.
-Llegó la nueva semilla y el mismo Jesús se encargó de esparcirlo con su mano bendita sobre el barbecho.
-El diablo se quedó sorprendido de la semilla, y de la manera como sembraba Jesús.
Apenas empezó el invierno, ya salían como “agujas verdes” las primeras hojas del trigo naciente.
En el mes de mayo, el trigal haciendo olas “verde-azules” se mecía al son del viento, haciendo presagiar una muy buena cosecha.
El trigal en espiga tomó el color del oro y ya estaba listo para la siega y la trilla.
-Se adelantó el diablo para sorprender a Jesús, llevando una proposición que ya Él lo esperaba. Le dijo: Mira Jesús, la vez pasada me ganaste por mi culpa, fue por adelantarme a cosechar lo que yo veía tan bonito sobre la tierra y me ilusioné; pero ahora creo me corresponde elegir bajo tu anuencia a donde voy.
- Esta vez voy abajo y tú te quedas con lo de arriba.
-Jesús le respondió ¿Estás seguro?
- ¡¡Completamente seguro!! Confirmó el diablo.
-Oró de rodillas nuevamente Jesús y luego le dijo: Si eso quieres, eso tendrás.
-Permíteme recoger lo mío.
-La gente de Jesús se entregó a la siega y apiló las gavillas en una era gigantesca de espigas doradas, llenas de rico trigo.
-El diablo contento de llevar a Jesús por donde quería, entusiasta llamó a sus líderes para remover la tierra y sacar la ansiada cosecha se había figurado.
-Cuando ya daban vueltas las yuntas, sólo removiendo raíces y más raíces, sin encontrar nada que comer, el diablo no sabía dónde meterse, tal vez, bajo esa tierra removida.
“Como el diablo es el diablo” Siempre pensaba que él era más listo que Jesús, y se decía para sus adentros “el que ríe último, ríe mejor” “en la tercera va la vencida” “ya caerá”
En el colmo de su sinvergüencería busca a Jesús nuevamente para una tercera aventura agrícola. Se presentó diciendo:
- Jesús, quiero la última oportunidad para darle de comer a mi pueblo. Esta vez trataré de ser muy honesto contigo, por todas las oportunidades que me das.
-Jesús inmediatamente pensó en otra treta del diablo, que no da “puntada sin hilo” y se sintió con fuerza para dejar de una vez en claro, quien es quien.
-¡¡Acepto!! Que sea la última vez, sentenció Jesús.
Igual se preparo la tierra y ya lista para la semilla, Jesús fue muy cuidadoso para dejar los granos de maíz en cada surco, pensando en todo momento en la argucia del diablo.
Se trataba de una semilla de primera, y era la última oportunidad para demostrarle al diablo y sus seguidores, cual es el lado de Dios.
Nació el maíz luciendo sus hermosas hojas verdes lanceoladas y creció hasta más de dos metros mostrando unas copiosas espigas.
El hermoso maizal fue tomando un color ámbar y se venía la cosecha esperada.
-Aparece el diablo para jugarse su última partida con Jesús, yendo a la segura. Dijo con mucha valentía, hasta con un cierto desafío en su voz.
-¡¡Se te acabó la suerte Jesús!! Esta vez ganaré yo, no tienes escapatoria.
La primera perdí, por ir arriba, la segunda por ir abajo, ahora ganaré porque voy “arriba y abajo”
-¿Qué me dices?
- Jesús demostrando serenidad para no espantarlo, contestó: Es justo y tienes razón, pero debo tener yo algún lugar.
-Bien, si tú vas arriba y abajo, ¿Podrías dejarme por lo menos ir un poquito en el medio?
-El diablo sin sopesar bien la genialidad de Jesús, aceptó sin chistar y se quedó con las espigas y la raíz.
-Jesús fue directamente al centro a cosechar las graneadas mazorcas de maíz.
Así me contaron fue este cuarto encuentro de Jesús y el diablo.
®Es el canto del zorzal
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HUMILDAD. La humildad es un perfume que atrae a la gente y las bendiciones de Dios.
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
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