Amigos, cuando mi espíritu deje esta envoltura |
y se libere la energía que contiene, |
la fuerza vital que constituye mis anhelos, |
depositen mis despojos en la Isla. |
Aquí, donde me llené de un claro azul marino, |
donde vacié mis lágrimas saladas de tristezas. |
Aquí, donde moví el contorno de las caderas |
danzando enloquecida |
en el carnaval loco de la vida. |
Aquí, donde alguna vez me arrodillé |
frente a altares misteriosos. |
Altares en penumbras |
sintiendo la magia de los ángeles, |
ángeles guardianes de mis tentaciones. |
Ángeles protectores que arrancaban |
las telarañas que arropaban mis ojos. |
Aquí, donde se preñan las arañas y brillan los cucubanos, |
seducidos por un cielo luminoso |
deseo depositen mis despojos |
en un hueco perfecto, |
en la tumba perfecta, |
en la tierra santa que me nutrió. |
Aquí, en esta Isla donde fui feliz junto a mi madre, |
adorando la gallardía de mi padre, |
sintiendo orgullo de mi buena hermana, |
en crujiente espuma flotante, |
donde nació Venus, pariente del amor. |
Y reirán las olas con el abrazo de mi cuerpo, |
sabiendo que mis huesos |
bajo esta arena |
florecerán eternamente.
Carmen Amaralis Vega Olivencia
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