‘’Una vueltita más, una vueltita más, que no paren el mundo, no me quiero bajar, una vueltita más…’’ (Alberto Cortes). El otro día, mientras descansaba en mi cama, contemplaba como la Cochita Linda (para los que siempre llegan tarde esa es mi hija Camelia Nazareth) jugaba con un grupo de moneditas de a un, cinco, diez, veinticinco, cincuenta y cien centavos (ya en desuso) quise transmitirle a ella cual era el valor de las cosas en mi tiempo, y al hacerlo quedé pasmado, cuanto se ha tragado la inflación desde mis años mozo. Recordé decirme mi madre: ve y cómprame 2 centavos de aceituna y 3 de alcaparra; 3 de salsa de tomate, dos de cebollas, 3 recaito (combinación de cilantro rizado, ancho y puerro fino), 3 libras de arroz (24 centavos), 10 de aceite, media libra de habichuelas (6 centavos), 10 de salchichón argentino o 3 de petitsale (parecida a la tocineta), un litro de leche (12 centavos), seis panes de agua (10 centavos), 5 de mantequilla (media barrita), cinco huevos (5 centavos), dos tabletas de chocolate Embajador (5 centavos), 3 de ají verde y 2 de ají gustoso (cubanela y uno pequeño en forma de trompo), una cuarta de queso don Pancho (20 centavos, parecido al chedar) dos libras y media de pollo (38 centavos), cuando vine a ver, me dí cuenta de lo barata que era la vida en aquellos tiempos. Sumando y sumando me era difícil llegar al peso (cien centavos) cuando pude pasar llevaba el almuerzo y la cena y a penas sumaba un peso con sesenta y un centavos (RD$1.61.00). ¡Waaaooo, qué tiempos aquellos!
Tiempos de inocencia y de poca malicia. El pan, la leche y el periódico (diario) eran dejados en el jardín, al pie de la puerta de entrada o a un lado de la marquesina, para pasarlo a cobrar más tarde. Recuerdo que casi nadie cerraba la puerta de sus casas durante el día y las primeras horas de la noche; había quienes dormíamos la siesta en la galería de tarde, sin temor a ser robados o asaltados. Los vendedores ambulantes de enciclopedia, prendas o electrodomésticos (mediante un sistema que llamaban ‘’cooperativas’’ de pago semanal), los billeteros, etc. se les hacia pasar y sentar en la sala de la casa, y hasta se les dejaba solos en lo que se iba a buscar el dinero para pagarles. A nadie se le negaba un baso de agua fría, que pocos podían disfrutar por esos días. Por cierto que éramos una sociedad simple, sin muchas pretensiones, dos mudas de ropa, un par de zapato y una chancleta samurai era todo el ajuar. Aaah olvidaba, ¡ay de mi y este alemán que me acosa! Un pote de romo y una colilla de cigarrillo entre amigos en un patio era toda una festividad. Yo, luego de llegar del colegio y, durante mis vacaciones, la pasaba calle arriba calle abajo, jugando con mis amiguitos o maroteando frutos entre los traspatios ajenos, sin que mis padres sintieran el más mínimo tenor. Las pulperías (colmados o tiendas de abarrote) abrían a las 6:30 a. m. reabrían a las 12 m. (ya que al igual que la gran mayoría del comercio hacían siesta). Me recuerdo esperando a mi padre para comer con él, la parte que siempre me dejaba, y verle luego recostarse a dormir la siesta..¡Caray, cuanto hemos perdido!
De aquel mundo mágico, mundo del mabí de bejuco en vez refrescos (sodas saborizadas), de friquitaquis en vez de Mac Donald o Wendy, de carritos de caja de bolas en vez de four-wheelers, de trúcanos (rayuelas) en vez de Nintendo, etc., mis queridos Tainos Locos Bohemios, adivinen quiénes dañaban la vaina. Síííí, esos mismos, los quienes ustedes están pensando: digamos a coro: Los Po lí ti cos, ¿Quiénes más? ¿Nos quedó bien el coro, verdad? Hay que ser respetuoso con estos nigromantes, no vaya a ser cosas. Tiempos convulsos, de guerra fría, de movimientos armados, huelgas, desarme, asesinatos, persecuciones y destierro. Tiempo de terror de Estado y/o made in USA, tiempos que espero no vuelvan nunca más… ¿Saben Qué? Acabo de resbalar con una cascarita de nostalgia. ¡Ay mi mái! Abur…
Entre brumas se me presentó la mañana
La he visto desde mi ventana
Mientra resucitaba de mi cama
En traje de seda fina
La divisé desde mi esquina
Llevando una sonrisa cristalina
Tenia forma de mujer
Se los juro, que así parecía ser
O así me pareciole ver
Mañana, mujer extraña
No ves que tu aparición me daña
Me nubla, me engaña
Creo que eres aquella
La mujer más bella
Mi luz, mi amada, mi estrella
La que enloquece mi corazón
Me hace perder la razón
La que de mi vida es el sazón
Por eso dime, ¿Eres mujer o bruma?
¿O eres ilusión que mis sentidos ahuma?
¿Qué eres en suma? 2:33 p. m 10 de junio del 2011
Comentario
Gracias a ustedes por ser como son por la amabilidad de sus lecturas a mis escritos.
Gracias Rita Mercedes siempre tan al pendiente
Gracias Carlos Egisto por tu valoración
Gracias Vilma Lilia espero causarte siempre inquietudes positivas
Gracias Maigualida por el aprecio que me brindas
Me encantó tu relato y tu poema. Gracias por compartirlos Ransés. Un abrazo,
Maigualida
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
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