UNA SEMBLANZA
DEL POETA VENEZOLANO
VICENTE GERBASI
(1913-1992)
(La poesía de la memoria y la realidad maravillosa)
A la par que lo tradicional, las corrientes de vanguardia, sobre todo el surrealismo, ejercieron gran influencia en la creación del poeta venezolano Vicente Gerbasi. También la llamada Generación del 27 española dejo en él inclinación muy significativa: la tendencia al equilibrio, a la síntesis entre polos opuestos, entre lo intelectual y lo sentimental, la emoción refrenada por el intelecto. Prefieren inteligencia, sentimiento y sensibilidad antes que intelectualismo, sentimentalismo y sensiblería.
Dicha generación de poetas españoles estuvo representada en un pequeño grupo: Jorge Guillén, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Luis Cernuda y Vicente Aleixandre. A tal influencia se juntó la de otros poetas, como los chilenos Vicente Huidobro y Pablo Neruda.
Intentan encontrar la belleza a través de la imagen, eliminar del poema lo que no es belleza y, así, alcanzar la poesía pura. Quieren representar la realidad sin describirla, eliminando todo aquello que no es poesía.
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Eduardo Casanova, su amigo y compañero de lides, nos ha presentado al poeta: “Vicente Gerbasi, el poeta mayor de Venezuela, nació en 1913 en territorio de nubes, en la bucólica aldea de Canoabo en las montañas de Carabobo. Su padre (el inmigrante) cruzó tres veces el Atlántico, una para dejar su nativo Vibonati, en el sur de Italia, y dos (ida y vuelta) para casarse y traer a su joven esposa a Canoabo.” Un lugar montañoso de la provincia venezolana, "ése pueblo rodeado de montañas, de cacaotales, de cafetales, de camburales, donde viven las serpientes, donde viven leones y dantas, animales maravillosos".
Se fija el paisaje que será un destino para la poesía de Gerbasi.
Sus padres fueron Juan Bautista Gerbasi Vita y Ana María Federico Pifano, oriundos de Vibonati, aldea de viñas, al piedemonte del Apenino Italiano, frente al Golfo de Policastro que dibuja el Mar Tirreno. El paisaje de su niñez.
El encuentro con el trópico le produce el choque de dos espacios: el uno, marino, de azules tranquilos, y el otro tormentoso y cargado de misterio; y la mezcla de los formas de hablar y sentir. Ya el poeta es de esta tierra ardida por el sol y levantada siempre en vivaces sueños.
AQUÍ HE LLEGADO
Aquí he llegado
para imponerme el conocimiento de la eternidad,
para ver rodar mi cabeza
tiempo abajo,
arena abajo,
alucinación abajo,
hacia el metálico redoble de los truenos
que confunden las montañas
en negros ámbitos azules.
Se detuvieron aquí las tribus,
se detuvieron aquí los profetas,
se detuvieron aquí los santos.
Venían las mujeres
y los niños.
Vestían pieles
de animales de los montes,
rudimentarios paños
a franjas de colores,
todos iluminados.
en fuegos rituales.
Quisiera dejar un canto
para la eternidad,
enterrado en una vasija de barro,
un canto junto a mis huesos,
un salmo
para oír a Dios
en la música de un arpa,
para verlo en un fuego de nubes
sobre los pueblos siempre nuevos
edificando con la arena del desierto,
y para ver el desierto
que lleva su silencio
del día a la noche
como continuación del firmamento.
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LA VISIÓN DE LA NOCHE A TRAVÉS DEL SUEÑO
Bajo el influjo de poetas alemanes como Novalis, y de franceses como Gérard de Nerval, Vicente Gerbasi halló la correspondencia entre la iluminación exterior y el ambiente psíquico. La noche resplandeciente al fulgor lunar, favorece una ensoñación mística y permite a las cosas agruparse en un orden poético conforme con la libertad del creador. Es el llamado "Idealismo mágico" novaliano, basado en la analogía que existe entre el alma individual y el cuerpo humano, por una parte, y la que se da entre el alma y el Universo.
El poemario de nuestro poeta venezolano: ‘Bosque doliente’ contiene en sus versos la relación entre la noche y el sueño. Gerbasi activa los tesoros del inconsciente y establece con la actividad consciente una relación en progreso indefinido, sin pretender abandonarse sin límites a la búsqueda del inconsciente ni encerrarse en el subjetivismo. El hombre posee el secreto del universo hallado en el fondo de sí mismo, y regresa a la vida para apresarla con los sentidos enriquecidos por el gran descubrimiento de la unidad de todas las cosas. Así captará el mundo y se verá reflejado en sus manifestaciones, secretas o visibles.
El proyecto que tenemos del mundo coincide con el que tenemos de nosotros mismos. La misión del poeta es imponer la idea, el espíritu sobre la materia, convertir lo involuntario en voluntario, espiritualizar el cosmos, moralizar la Naturaleza.
Gerbasi estuvo dentro del ámbito moderno del Romanticismo metafísico y onírico, y dentro de de la estética surrealista. Citamos a Novalis: “La naturaleza es una varilla mágica petrificada”: Quería decir que su vida había entrado en los dominios del encantamiento, y el universo está en el entorno y también dentro del espíritu, con todas sus maravillas.
El poeta venezolano nos introduce en el mundo metafísico del idealismo mágico:
ELEVACIÓN DEL SER
Quieren olvidar que Dios resplandece a través del arcoíris;
(Vicente Gerbasi: Bosque doliente)
La noche visita gran parte de la poesía de Vicente Gerbasi. Es como si los Himnos de Novalis entonaran sus cantos de silencio y sortilegio. Amada noche. Así canta el poeta germano en su Himno: “Tienes alguna complacencia para con nosotros, ¡Oh sombría noche! Tú levantas las alas abatidas del alma. Nos sentimos arrebatados por algo oscuro e inefable. Con un terror jubiloso veo inclinarse sobre mí un rostro grave, dulce y sereno, que bajo la cabellera ensortijada de la madre lleva el encanto de la juventud. ¡Qué pobre e infantil me parece la luz! ¡Qué feliz y bendita la partida del día” (Novalis: Himnos a la noche)
Gerbasi regresa a la luz del día después de abandonar las iluminaciones nocturnas: AMANECER
Atrás quedó la noche contemplativa, la que el poeta siente como refugio. Los seres enigmáticos y taciturnos ocultos en la ceniza de su cotidianidad se le enfrentan, la tierra muestra sus rojas heridas, sus recintos de barro: “Desde una puerta oscura que guarda la pobreza, me dice: Cuídate de la muerte en estos campos de la soledad” (Mi tierra: Poemas de la noche y de la tierra)
POESÍA DE LA MEMORIA EN LA INFANCIA
Sólo con este poema que incluiré en el recorrido por la obra de Vicente Gerbasi, puede advertirse su afianzada sensibilidad hacia la etapa de la infancia.
TE AMO, INFANCIA
LA TIERRA DESCONOCIDA Sus poemas destacados. EL POEMA: “Mi padre el inmigrante”
La tierra americana, Venezuela en particular, es el misterio que busca develar el poeta. El caos está en la intrincada selva, lo mismo que en la vida de las ciudades, y llega a los páramos de altas montañas y a los llanos. Regiones despobladas que hierven de exuberancia con su realismo maravilloso. Ese espacio define el color de la poesía de Vicente Gerbasi, melancólico como las nostalgias de su país de origen, conjugada con la lujuriosa geografía y la magia de la noche americana. No fue Gerbasi un poeta nativista que retrata la realidad desde la cercanía del ambiente y la tierra. El poeta está situado entre el sueño y la atenta vigilia. Dos mundos contrapuestos en la experiencia de hoy y todo lo que traído desde su lejana tierra paterna. La plenitud poética de Gerbasi aparece en dos instancias significativas. En su poema Mi padre el inmigrante (1945) y en el volumen Los espacios cálidos (1952). En ellos se encuentra la esencia de lo hecho por Gerbasi. Se percibe en la obra de Gerbasi su espacio americano y el uso poético de la luz. Pero el tema recurrente de su poesía es la noche, —”el hombre es la noche que lo sigue”— los ensueños, la muerte —”venimos de la noche y hacia la noche vamos”— elemento presente en casi toda su obra. Otro gran poema, es Mi tierra, de su libro Poemas de la noche y de la tierra. Mi padre el inmigrante y el poemario Los espacios cálidos nunca se salen del universo esencial de Gerbasi, de su mundo imaginativo, el trópico. Por ello escribe que los espacios cálidos “me detienen en el fondo del día”, son su ‘espacio secreto’, como lo llama en otro poema; siempre su luz que “vuelve con fascinaciones” hasta él. Ese lugar es el que le da una razón de ser. Y llegamos a su poema ejemplar: Mi padre el inmigrante, elegía que se canta desde la tierra descubierta y va hasta la infancia vivida en el paisaje de su niñez. Don Juan Bautista Gerbasi había regresado a Vibonati, su pueblo natal, y a la vuelta a Venezuela venía acompañado por su esposa Ana María Federico Pifano. Aquí se estableció la familia, en Canoabo, una agreste comarca del Estado Carabobo, en Venezuela. Vicente fue el hijo mayor, estudió primaria en su pueblo, en donde empezó su interés por las letras. A los diez años fue enviado a Florencia, a terminar su primaria y estudiar bachillerato. En su permanencia italiana se adueñó de la memoria del paraíso evocado por su padre, rodeado de las siembras de trigo, cerca de los pescadores y los olivos que perfuman las colinas. Un mundo europeo que contrasta con la aldea tropical. Al volver a Venezuela ya su padre ha muerto, pero le ha dejado las voces de la evocación que se hacen canto elegíaco, en la búsqueda de su presencia en los dos continentes, vibración de poesía y de nostalgia.
MI PADRE EL INMIGRANTE (FRAGMENTOS) En este poema, Vicente Gerbasi canta a su padre el inmigrante. El poeta alumbra con imágenes las añoranzas que surgen de la evocación de la tierra de origen, Italia, y hace presente a su padre, quien fuera inmigrante, al igual que su ancestro, como mucha otra gente en Venezuela.
Aquí tres de los cantos de su obra Mi padre el inmigrante. Canto I Canto V Canto X &&
El poema Mi padre el inmigrante entrelaza caracteres e impresiones de las dos patrias del poeta Vicente Gerbasi. Es su creación más completa y extendida en el mundo, un acto confesional para saldar deudas del afecto y la memoria. En él busca Gerbasi su realidad interior y reconoce la exterior que es su ethos existencial del momento: “Yo estoy buscando la respuesta de mi sangre”, ha escrito. La noche es el fenómeno anímico presente en el poema, como centro de gravedad de los treinta cantos que lo componen: “Venimos de la noche y hacia la noche vamos”, estrofa que da inicio y fin al Canto elegíaco. Con este tema se propone una reflexión sobre el misterio de la vida y la muerte, el azar de la existencia y el designio del destino. Es al comienzo la patria de origen, en la que ha quedado “la tierra envuelta en sus vapores”, lar de la almendra y el leopardo; y quedan los paisajes y las sombras. El pueblo italiano de Vibonati, aldea de viñas, está envuelto en brumas, y no muy lejos “el tiempo levanta columnas y murmura en las olas milenarias del mar”. Dentro y fuera de la noche quedan los poblados dolientes, la incertidumbre del crepúsculo donde también hay luz en las tinieblas. Aunque el poema nos pinte realidades exteriores de sus mundos, lo que canta la elegía y la resalta es la vida interior, los actos cotidianos y el latido de la sangre en la evocación de la comarca lejana. Llama el poeta a su padre; le tiende la mano desde un reloj de piedra, recogido en la tristeza “como una bandera que ha olvidado el viento”. Y caen las sombras, el silencio cae. Ante el hallazgo americano que hace su padre, el poeta dibuja el paisaje contrastando negrura y colores chillones, frutos exóticos con jugos que alarman el gusto: piñas, cocos, bananas, chirimoyas. Y el mar es tenebroso, refugio de la medusa y la anémona. El misterio se descubre en las aves de carroña, en las aguas pestilentes de pozos escondidos. Una rica descripción de un mundo cavernoso, donde habita la alimaña en ranchos de penumbra. Ni siquiera los colores sostienen su precisa identificación: la luz los modifica y desvaloriza; la ponzoña se oculta en la maleza, el chasquido de la muerte resuena en la inmensa noche. Todo es un sueño, como en la isla de Próspero, rutilante de centellas. Pero aun así, el padre inmigrante tiene un sueño de encendidos diamantes, con grandes flores lilas y brillos siderales. & El padre es el núcleo central del poema. Como signo exterior de la trama, es él quien sirve de enlace de una gama tan extensa y variada de contenidos desarrollados en los treinta cantos. Es, además, un elemento poético donde se conjugan el sueño y la vigilia, lo real y lo ideal, el pasado y el futuro. En este último sentido, origen de quien canta, y que representa la meta de quien se busca a sí mismo; y es futuro en cuanto anticipa lo que será el poeta en su nueva morada.
& BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Bachelard, Gaston: La flamme d’ une chandelle. Presses Universitaires de France. París, 1961. Battistessa, Ángel J. El poeta en su poema. Ed. Nova, 1965. Madrid. Beguin, Albert: El alma romántica y el sueño: Ensayo sobre el romanticismo alemán y la poesía francesa. F.C.E. 1954. Biblioteca Ayacucho: Vicente Gerbasi: Obra poética. Selección y prólogo: Francisco Pérez Perdomo. Número 122, año 1990. Casanova, Eduardo: Literanova: Vicente Gerbasi. 28-12-1992. Cuenca, Humberto Escalona Escalona, José Antonio Guerrero, Luis Beltrán Medina, José Ramón Miliani, Domingo y Oscar Sambrano Urdaneta Olivares Figueroa, Rafael Padrón, Julián Sambrano Urdaneta, Oscar Vicente Gerbasi y la Modernidad poética. Valencia. Editora Central, 1974. Soucre, Carlos J. Stolk, Gloria Sucre, José Francisco Venegas Filardo, Pascual
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Excelente! he estudiado a MI PADRE EL INMIGRANTE, entre otras obras de Gerbasi, durante mucho tiempo con bastante detenimiento.
Besos
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
CUADRO DE HONOR
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