POEMA Nº 15. PIEL DE NARANJO
AUTOR: JOSÉ ARMAS
Pieles que en suave rose toco
Frutos de un amor intenso y loco
Que entre mi pecho coloco
Mientras saboreo poco a poco
Entre lo amargo de tus copos
Dulce naranjo, en flor
Que de ti, guindan frutos, y olor
Color, que resaltas al exterior
Amarillo intenso, cual resplandor
No existes, sin la flor
Dulce melaza y agria
Como ojos hirientes, afilan la espina
Poros, que esparcen aromas de vida
Pensares de tiempos pasados, de vidas vividas
De un adiós, que fue despedida
El aroma, se esparce a lo lejos
Entre lo que toco, y lo que tengo
Tu dulce esbeltez sostengo
Abrazo, de lo sublime vengo
Como el sol, con sus reflejos
Como furtivos amantes velo
El forro de tu candidez
Y con hojas distantes
Las sobras lejanas, de tu tez
Lo poco de tu anhelo
Ojos en diamante
Con dulce perfil, y suave piel
De tu interior, la miel
En tu desprecio, la hiel
Texturas blandas del ayer
Aguardando el amanecer
Delicada esfinge, voluptuosa
Que al tacto eres la rosa,
Caída del maduro, eres frondosa
Que sacia tu piel carnosa
Olor que impregnan cada rincón
Colándose por el balcón,
Impregnándose, mí corazón
Tomando el dominio de mi razón,
Reluciente y dura como la armazón
El suave olor, que presente queda
Cuando se ciega, la vista en la alameda
Un recuerdo de primavera,
Nostalgias presentes de una era,
Esfumándose como quimera
Frutos dulces, agrios, y amargos
Que recuerdo cuando ando,
Representan los lazos largos,
De grandes letargos,
Hirientes como dardos
Sedas, que entre tus manos llevas
Me eriza, y el alma elevas,
Tesoro que aguardas en días distantes,
Con ojos de diamantes,
Provisión para los amantes
Abrazos para no perderte,
Con hielo en las venas, y fuego en la mente
Tu espíritu naciente,
De coraza valiente,
Con los miedos de quererte
Silvestre figura que guardas y saturas
Entre mis dedos, llega a la altura
Contigo la criatura
En tus entraña semillas de la natura
Cobijadas con tu cultura
Tus flores, luceros y cabrillas,
Amargas que embriagan semillas,
Traídas de largas millas,
Cosechadas engrandes villas
Sedas, que arropan la majestad
Dejando consumir la tempestad,
Con la estrechez de tu humanidad,
Con luces en la oscuridad,
En lo negro de tu claridad
Los ojos esconden tristeza,
Tus manos, tocan tu firmeza
Años impregna el viento,
Cual olor a lima siento
En mis manos tengo el firmamento
De enero a mayo, te espero
Con toda fe y total desespero,
La costumbre de tenerte por entero
Con tu gusto y mi esmero
En la esperanza tus ojos buscan,
En mis manos, todo lo truncan,
El suave olor mis pesares inmutan,
Los años se desprende como la fruta
Lo suave, tibio marca la ruta
La desnudez, frota pieles,
Entre sedosa, y tenue
Albergas en ti las mieles,
Lo dulce de los laureles,
Lo agrio y amargo que trae los laureles