SALVAJE AMOR

[Daniel Mario Waldner]

SALVAJE AMOR

Cuando el sol se perdía entre los grandes esteros, los timbales comenzaban a sonar con toda la brusquedad posible, desgranando un ritmo satánico; las antorchas lentamente comenzaban a iluminar la planicie de tierra colorada. En unos de los puntos del redondel, formado por una gran turba de naturales, mujeres de senos al aire y hombres cubiertos con taparrabos, se movían al ritmo de la danza de guerra. El viejo cacique sentado en elevación, a la derecha su hija primera, Cohiaga.
El destino del la tribu Piquirí había querido que el viejo cacique no consiguiera tener descendientes varones para sustituirlo. Era hora de entregar el poderío, este caería, indefectiblemente en manos del esposo de su hija mayor.
El amor y la pasión de Cohiaga poco importaba, la bella princesa no elegiría, su amado Eluney debería enfrentar al bravo Coatá. Eluney no tendría ninguna posibilidad, simplemente un simulacro de lucha a muerte con un resultado cierto, para cubrir el orgullo de ambos. No interesaba la bondad y nobleza de Eluney que bastarían para lograr la felicidad de Cohiaga; la tribu necesitaba un cacique fuerte y bravo.
Fue tan breve la lucha, que apenas dos lagrimas pudo dejar caer la bella mujer, cuando su amado se encontraba en el suelo a merced de su futuro esposo.
Coatá miró al viejo cacique, solicitando autorización para la ejecución, el veterano leyó en la mirada de su hija pedir clemencia sin palabras. El perdón significaba el destierro, quizás una pena peor que la muerte. Pero le fue perdonada la vida al joven y débil perdedor.
La tribu Piquirí disfrutó del nuevo cacique fuerte y bravo, como era necesario para su supervivencia. El indultado Eluney fue puesto en su Ybará dejando que la corriente lo arrastrara, deambulando entre esteros e islas.
Sólo el recuerdo de Cohiaga lo mantiene con vida en algún lugar. Ciertas noches de brisa austral se escuchan gritos, mezcla de aullido y llanto, la tribu se escode en sus ranchadas, únicamente Cohiaga mira el río, sus cinco hijos varones la acompañan...
DANIEL MARIO WALDNER

[Fanny Moreno]

Mi querido Danny, ya era hora de volver a verte por acá.  Me encantó tu cuento.  Felicitaciones.  Recuerda que me debes un mensaje. Un abrazo.

[Daniel Mario Waldner]

Estimado sabe que la estimo y respeto mucho, recien estoy terminando la mudanza y acostumbrandome a vivir en soledad, no sabe las ganas que tengo de mantener esas largas charlas que pudimos realizar en la hermosa Medellin. Quizas los primeros días de abril ande por cuba me han invitado a participar de un coloquio, pero como vos sabes mi vida esta llena de quizas un abrazo daniel

Fanny Moreno dice:

Mi querido Danny, ya era hora de volver a verte por acá.  Me encantó tu cuento.  Felicitaciones.  Recuerda que me debes un mensaje. Un abrazo.

[N€nf@___Nancy Beatriz Fuentes]

Un hermoso cuento, que agradezco poder leer.

Gracias

Suerte

[Daniel Mario Waldner]

Muchas gracias estimada, es un honor para mi que lo haya hecho, tenga usted el mas inmenso agradecimiento, daniel

Nancy Beatriz Fuentes dice:

Un hermoso cuento, que agradezco poder leer.

Gracias

Suerte