Y...sigo llorando. Mi abuelo se fue a la casa de Dios la semana pasada. ¡Lo extraño! Me contaba cuentos siempre, íbamos al cine, al circo, al teatro, a pescar, al club, a nadar. Y por las noches, se acercaba a mi cama despacito y acariciaba mis mejillas con su barba blanca.¡ Cómo la cuidaba! Parecía la barba de Bartolomé Mitre, esa que la maestra nos dijo que atendía con perfume, visitas al peluquero ( o barbero). El abuelo se fue. Ya no más cosquillas de barbas blancas por las noches, antes de dormirme. "¡Danielito!, me decía. Que sueñes con los angelitos. Dios te bendiga y mañana seas más bueno que hoy." ¡Ay abuelo Domingo!


- Y... ¿qué hacés dormido? Hoy es 22 de diciembre, tenés que preparar los regalos y viajar por todo el mundo. ¿ No pensás levantarte?
- No. Estoy de huelga. No puedo llevarle regalos a los pibes de Argentina.
- Pero ¿ por qué?
- Porque si los llevo desde acá, te para la Aduana y te cobra recargos carísimos. Y si los compro allá, debo pagar el IVA, los Ingresos Brutos, el Monotributo, Autónomos, Declaración jurada de no sé que historia. No, no se puede...Y para colmo los pibes te piden por lo menos un celular, pero no cualquiera ¿eh? O una Play Station o un MP3, MP4, MP5.MP6 ... y todo así y no hay plata que alcance. Nadie se coforma con un autito y una muñeca hoy, querido Gaspar. ¡Y me puse de huelga! Si no puedo regalar a todo el mundo, me quedo acá con mis renos ¡ y listo! No voy a ser parcial. Yo no puedo segregar. A unos países si... a otros no. ¡No va más!

Los Tres Reyes Magos cansados de tocar el timbre en la casa de Papá Noel, estaban en el living. Fue Gaspar quien entró al dormitorio a increparlo.

- Bueno... bueno, intervino Baltasar, ingresando al cuarto. Vamos a revisar las cartas y en algunas te ayudamos nosotros y resolvemos. A ver...a ver...

Mirá, acá hay una que no pide nada de lo que vos decís, de modo que vas a levantar la huelga ahora mismo porque si no vamos a acusarte de falta de caridad.
- Y ¿ qué pide?
- Te leo: "Querido Papa Noel. Yo sé que todos los chicos te piden regalos importantes y yo te voy a pedir el más importante para mí. Vos sabés que el 24 por la noche, vamos a estar reunidos todos en la casa de mi abuela. Y como esas comilonas duran hasta las chiquicientas, después del vitel tonée, la copa de mariscos, la esalada waldorf, la pavita rellena, el puré de batatas, el puré de manzanas, el helado y el brindis con champan, ellos van a deleitarse con la mesa dulce, esa que preparan como si estuvieran en Europa, con turrones, nueces, avellanas, almendras, higos rellenos, damascos, pan dulce y que sé yo cuántas cosas más, yo me voy a ir a la cama despacito ( porque duermo en la casa de mis abuelos esa noche). Entonces vos, saltando por la ventana, como siempre, porque en estos departamentos de Buenos Aires no hay chimeneas, Papá Noel, lo sabés... tomás por la circulación segunda, la de la cocina y te llegás al cuarto de huéspedes donde yo estoy acostado. Y allí me das un beso, me hacés cosquillas con la barba blanca y me decís: "Danielito que sueñes con los angelitos. ¡Dios te bendiga! y mañana seas más bueno que hoy." Dale, jugamos al abuelo Domingo, ¿querés?"

Si vos a este pibe no lo complacés tendremos consejo en el Coro Celestial, dijeron los Tres Reyes Magos al unísono. Papá Noel miró por la ventana. Miró los renos, la nieve de Finlandia y dijo. " Muchachos me doy una ducha y parto. Me espera un largo viaje. Llegaré a Buenos Aires justo a las 12 de la noche del 24. A Danielito no le puedo fallar. "
Y colorín colorado...este cuento nunca se acabará.