Dejaste las huellas, casi invisibles,

sonrisa de la lluvia temprana

que puso blanco el horizonte

contra el verdor oscurecido;

¡lo que vales, sonrisa,

lo que vales!

Lo que intentas,

seductora de todos los caminos,

morena del sol, esa caricia

y lo que…

Debí decir

que allí donde la última gaviota

fuese el vuelo,

terrenalmente estaría esperándote,

atento a tus pasos sobre la hierba húmeda,

dispuesto a lavar con besos

tus más prontas lágrimas.

Debí decir: -estoy aquí,

hecho un ovillo a tu lado,

sin contar el tiempo,

como amigo…

¿Soy acaso tu hermano

o el animal cegado

por su instinto?

No lo sé,

mas recorro tu espalda

                de purísimas praderas,

esperando la avidez de tus labios

con hambres primitivas o infinitas.

Viajero soy de tu abrazo

que me camina por dentro;

eres la más tierna brisa

y…

Yo escribí debajo de las puertas,

de andamiajes tejidos

para que descifraras mi aliento.

Era algo silencioso

ante el lenguaje común

de la nueva máquina,

del lúdico enajenarse consumista.

Era más que el silencio.

Algo había -mar o dedo o corazón-,

el entusiasmo.

Quise…

¿Dónde estás?

¿Qué caminos te hieren?

¿Qué besos invaden tu candor

con ráfagas ávidas al delirio primero?

¿Seré un recuerdo acaso

que ya no te conoce?

Por tu piel resbala una cascada,

y te sueño, semidesnuda,

hecha un ovillo,

o convertida en espasmos saltarines

sobre el pecíolo de mi…

Inicio aquí la segunda parte del poemario PORQUE EL TIEMPO NO TIENE SOMBRA, con su título y su epígrafe; y luego su primer poema.  

              LA OSCURA LATITUD

                                            Que al caernos la noche, seamos noche

                                            y sobre tu rodilla hagamos fuego.

                                                 De "Oración por una muchacha"

                                                 …

Debajo del pudor,

por donde fuimos niños

e imitamos la guerra

ocultándonos,

debajo de las frondas

que perdieron su destello,

por donde jugamos

y agradecimos los ínfimos colores,

debajo de donde ya no llego a l ocaso,

más quizá de la rodilla endeble

por donde te…

Es fácil quedar en el asfalto en mi ciudad

con un boquete burbujeando lívidos espasmos,

con un acero incrustado por la espalda,

con una borrachera capaz

de arrastrarte por el caño

mientras te asaltan los hijos de la calle.

Ya no sos la misma San José

de predios vacíos con ensueños

para correr buscando

tesoros escondidos

detrás de las tapias ya derruidas.

Así cayó la fuente,

los altos…