BIENVENIDA

[LCDA. MIRNA LOPEZ BAEZ]

Un viaje largo.

Cuatro horas.

 Llego a casa, abro la puerta dejo el equipaje en la sala. Quiero recostarme y pensar cuando mi amado llegue, me saco la ropa y me doy una ducha, me tiendo en la cama a dormir.

Me recorre una boca deliciosa por mis pies, una lengua que juega con mis dedos y camina entre ellos y unas manos divinas que acarician mis pantorrillas, es mi amado que ha llegado hummmm sus dedos como hormiguitas avanzan por mis piernas mientras sus labios como pétalos besan cada poro de mi piel estremeciéndome, quita la toalla que cubre mi cuerpo y me observa, sus ojos como faros encendidos van observando el inmenso mar de mi cuerpo, en su boca una sonrisa silenciosa, y de nuevo vuelve a mis piernas que como tallos de girasoles acaricia hasta llegar a la flor, abriendo sus pétalos y besándola, rozando con su lengua la flor deseada, como un cachorro toma de la miel, de a pocos y con ganas.

En sus manos la destreza del hombre que sabe acariciar a su hembra, en mi vientre mil caricias y mil besos que enloquecen llevándome a un éxtasis, tomando con mis manos sus cabellos enredándolos en mis dedos y dejandolo allí , en ese vientre que grita de deseos por él.

El silencio inunda la habitación, las respiraciones fuertes son las respuestas a mis suspiros, a mis quejas silenciosas y entrecortadas. Su mirada fija y penetrante, como reprochando el tiempo de ausencia, como exigiendo una recompensa por los días de no estar. Sus manos se apoderan de mi cuerpo atrayéndolo al suyo, su boca entreabierta como la fiera cuando va tras su presa, toma mi boca y la come, muerde mis labios con firmeza pero con dulzura, con dulzura del amor y la firmeza del deseo, su lengua se enreda en la mía y juntas bailan una melodía de amor y pasión, sus manos inquietas van a mis montañas tomándolas como mundos exquisitos que lo deleitan llevándose de ellos el néctar de la vida y del placer, su mirada se levanta y observa mi rostro bañado de deseo, de placer y de amor, dándole más fuerza a sus instintos y confirmando lo que siempre ha sabido que lo amo y lo deseo.

Baja por mi cuerpo en caricias y besos tomando mis pierna y besándolas todas colocándolas en alto, como mirando al cielo donde me ha de llevar. Como un esgrimista da tu estocada. Divina, placentera, llenando mi ser de un placer único que sólo él sabe dar. Mis piernas acariciando su espalda, mientras mis dedos son aprisionados por mis dientes para callar los gritos de placer, mi cabeza agitada de un lado a otro, sus manos recorren mis montañas, y en medio del silencio grito yaaaaaaaaaaaa.

Su mirada fija. Experta, un hoyuelo en su mejilla se dibuja y me ofrecer cabalgar por las nubes del placer. Lo hago como una amazona toma a su potro y agarra la crin, sin sillas, sin estribos, ni espuelas solo así: piel a piel se doma aun potro y se cabalga kilómetros y kilómetros, en un subir y bajar del terreno, las gotas de sudor caen sobre él, los ríos que se hacen en el camino se juntan , no hay nada , no hay ruido, no hay mundo, solo ése de mi hombre y yo, un momento mágico interminable que nos lleva a otra dimensión, sus manos toman mis caderas, las aprieta como queriendo llevar el dominio del vaivén, sus dedos comienzan acariciar nuevamente mis caderas recorriendo mi espalda y bajando por ella, sus dedos humedecidos de mis lluvias se introducen en mi, arrancándome casi un grito, mientras yo continuo cabalgando lo ancho y extenso de su territorio, mientras su otra mano se conduce hasta el girasol acariciando los pistilos de éste y es un cúmulo de placer que explota pues me lleva en una tridimensión libidinosa que no quiero terminar jamás, su mirada y la mía se juntan, mis ojos voltean de tanto placer, los suyos se abren aún más y me toma en sus brazos sabiendo que una catarata de gozo nos bañará en la cabalgata. Sus brazos me llevan a su pecho y me sostiene allí sintiendo sus tambores y los míos al unísono de nuestros corazones en un interminable temblor. Su mirada tierna y amorosa ahora son otras en sus ojos, me mira. me da un beso y me dice bienvenida mi amor. ¿cómo estuvo el viaje mi amor?