Vicente Antonio Vásquez Bonilla
María quedó huérfana de padre durante su primer año de vida. Su memoria no registró sus facciones y no encontró fotografías de él. Le hubiera gustado conocerlo, auque fuera a través de una fría imagen.
Con el paso del tiempo y como respuesta a sus constantes interrogantes, se enteró que Carlos, así se llamaba su padre, fue un subversivo de renombre que murió en la Sierra de las Minas en un heroico combate. Los periódicos de la época dieron cuenta de que en esa batalla perecieron, además del comandante, un nutrido grupo de guerrilleros.
Después del fallecimiento de su progenitor, su madre, con ella en brazos, abandonó su ciudad natal y se trasladó a la Capital en busca del anonimato que brindan las grandes concentraciones humanas y desde luego, con la esperanza de un mejor futuro.
Lucrecia, su madre, en ese tiempo era joven y agraciada, según las fotografías que ha visto. Quizás por ello, sobrellevó la viudez por corto lapso. A los seis meses contrajo matrimonio con Joaquín, su nueva pasión.
A la niña no le hizo falta nada. Para la nueva pareja, el amor y la atención de sus necesidades siempre fue prioridad. Sin embargo, desde que se enteró de la primera faceta de su vida familiar, vio a su madre con secreto resentimiento. No le perdonaba que se hubiera casado de nuevo. No, por lo menos, se decía, en tan corto tiempo. Le parecía que a su padre, ese padre idealizado por la aureola de héroe combatiente, no lo amó lo suficiente, pues luego encontró a alguien para sustituirlo.
A su padrastro, un don nadie, como tal lo veía, le cobró animadversión. Para ella, era un intruso en su vida que no le llegaba ni a las tabas a su verdadero padre y lo trató con desamor. Resentía que él, sin ningún derecho, se metiera en su vida y limitara sus acciones aunque fuera para su propio bien.
Para con Joaquín, María fue una rebelde que le amargó la existencia. Sin embargo, él fue paciente y supo sobrellevar la responsabilidad con amor estoico.
Treinta años después, cuando su padrastro agonizaba, se enteró por boca de su madre, quién al fin decidió abrir su corazón, que la muerte de su padre fue fingida, para poder salir de la escena guerrillera y de la mira de las autoridades. Para Lucrecia, no hubo un nuevo amor. Se casó con Carlos, al amparo de su nueva identidad.
Comentario
Un hermoso relato amigo Chente pero me quedo una duda lo leí dos veces Joaquin el padrastro de la niña Maria era el verdadero papa, el que estando en la guerrilla se llamaba Carlos, oh carlos apareció después que falleció Joaquin pero amigo solo me quedaba esa duda pero lo encontré muy prendedor el relato amigo.
"Un abrazo de corazón a corazón cuídate siempre amigo"
MUY BUEN RELATO CHENTE, ES UN PLACER LEERTE
UN ABRAZO
MIRNA
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Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
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