Lo que vivimos como cocineros

[Armando Acuña]

Nos caímos mal desde un principio
Tú con tu cabello recogido
y un delantal amarillo
me quitaste el cucharón de la sopa
y me echaste de la cocina comunitaria
Creías que no sabía cocinar
encender un fuego
ni lavar una olla

Al día siguiente yo llegué primero
y no te dejé entrar a la cocina
Se armó un jaleo en la fundación
Yo te traté de loca
tú puteaste a mi madre y a mi abuela
Nos castigaron a trabajar los dos juntos
en la maldita cocina
o nos marchábamos de ahí.

Dividimos el territorio
Pero a veces teníamos que pedirnos
con buenas palabras
la sal y las cucharas
el fregadero y el fuego
Comencé a llenar con agua
y encender tus ollas si es que te atrasabas
Y tú lavabas mis sartenes si yo
tenía que irme temprano a casa
Vaciando fideos y revolviendo
compartíamos un mismo cigarro

A veces para sorbetear algo
teníamos escondida
una botella de cerveza
y con risotadas
le echábamos un poco a la comida
Y luego ya de noche
salíamos juntos,
nosotros
y los demás
en mi furgón camper 
a dar comida a los sin casa
a las prostitutas acabadas
a los drogadictos en los huesos
a todo el que tenía su hogar en la calle
Cómo te querían todos ellos

Recogimos enfermos
conseguimos médicos
repartimos remedios
curamos heridas
Compartimos lágrimas
y abrazos húmedos
cuando algunos murieron.
Casi amaneciendo
-a finales de turno-
entre bostezos conversábamos
de ese mundo vivo pero oscuro
Descubrimos que nos buscábamos
Nunca nos lo dijimos
Nunca nos encontramos
ni siquiera en un beso

Aún recuerdo tus ojos sorprendidos
en la cocina 
cuando ella llegó a buscarme
para saber dónde yo
estaba en las noches
Sabías quien era y a quien yo me debía
Te volviste a batir
con fuerza el cucharón
Yo dejé el delantal
Y salí de ahí, de la cocina y de tu vida

Ahora, después de tanto
volviste en primavera,
en mis días de tormenta
Para saber de mí,
de nosotros

Nos reunimos esa tarde
Bebimos cerveza
de esas de las nuestras
Ya no tenía el mismo sabor
Ya no teníamos una cocina 
ni ese calor que nos hacía sudar
en frías noches de invierno

Caminamos por ahí un rato
Recordamos cosas
Peleas y risas
Pero nada era como el pasado
Éramos, estábamos diferentes
El momento
los recuerdos en la cocina
se fueron apagando

Ya casi al despedirnos
me dijiste
Nunca nos dimos un beso
¿Nos faltó eso no crees?
Nos abrazamos
y nos dimos ese beso
tanto tiempo esquivo
Pero no había
  calor ni fuego
para mantenerlo
Nos separamos y reímos con ganas
cuando dijiste:
Pensé que podríamos tener sabor 
a cigarro, cerveza y fideos
Yo también había creído lo mismo!!

Te dejé en la estación del metro
Nos despedimos en adiós
Cada uno en su camino
En la escala te devolviste
a enviarme un beso
Yo otro te envié
en recuerdo de lo que vivimos
como cocineros.

[Iris Girón Riveros]

Enigmas de la vida,

que también hay

en la cotidianidad laboral o amical,

pero se van los enigmas, 

como todo lo que tiene que esfumarse,

quedando a veces recuerdos,

como también

nada queda.

Te felicito Armando, por el arte que tienes

para narrar tan amenamente.

[Elias Antonio Almada]