Todavía sueño contigo,
siento una pasión indescriptible
cuando me besas.
Ya son veinticinco años juntos,
dos hijos,
diez millones de besos,
unos cuantos pleitos,
unas reconciliaciones…!
Miro sin arrepentimiento
los tiempos pasados,
aunque sienta mucha nostalgia.
He visto trascurrir mi juventud a tu lado,
ha sido maravilloso tenerte junto a mí,
tenerte toda,
completa,
sin condiciones.
Recuerdo la primera vez que te vi,
con tu cara asustada,
no esperabas una propuesta tan espontánea,
matrimonio a futuro.
Eras casi una niña,
adolescente de campamentos y retiros.
Momentos atesorados en el corazón,
recuerdos de nuestros primeros encuentros,
caminatas y sonrisas.
Manos que tropezaban sin querer,
miradas recurrentes y tímidas.
Eras mía,
yo era tuyo,
destino inevitable,
predestinación de amor,
unidos para toda la vida,
amor que trasciende nuestra existencia.
Hemos crecido en amor,
en esperanzas,
en luchas,
en hijos.
Muchas cosas que compartir,
tantos sueños juntos.
El amor aunque es eterno
se vive intensamente a momentos.
Momentos significativos en nuestras vidas,
en un momento te conocí,
en otro me enamore de ti.
un momento en el cual te robe un beso,
primer gran susto en tu vida.
Momento de unirme a ti delante de Dios,
tiempos que guardamos en nuestros recuerdos,
como un tesoro,
ellos le dan permanencia a lo nuestro.
Hoy atesoramos futuro,
sueños distintos,
maduros.
Corazones llenos de esperanza,
por nuestros hijos,
nuestros nietos y nietas.
Después de veinticinco años sigo descubriendo,
que tu voz todavía me enternece,
tu risa me llena de felicidad,
tu mirada me emociona,
tus caricias me estremecen.
Todavía eres motivo de mis sueños,
de mis deseos,
mis pasiones.
Veinticinco años después me doy cuenta,
que todavía te amo como el primer día,
como siempre.
Obed Juan Vizcaíno Nájera.
09 de Junio 2009.
(Dedicado a Miriam)