Brindo por lo que he vivido.
Brindo una sonrisa por cada momento vivido,
considero que han sido instantes que valoro y atesoro,
todos sin excepción tienen su sentido y razón de ser.
No hay momentos malos que no puedan ser superados,
ni momentos buenos que no merezcan ser recordados.
Amo con profundidad los recuerdos agradables,
recuerdo sin rencor aquellos instantes de dolor.
La vida se construye con retazos de voluntad divina.
Construimos la existencia como una calida sábana.
Nos arropamos con recuerdos y sueños pasados,
que abrigan nuestra existencia de todos los días.
Descubrimos con el tiempo que nunca ha sido pecado,
guardar vivo el recuerdo de aquellos primeros besos,
que nos despertaron al amor en un giro de esperanza.
Brindo por la vida que con intensidad estoy viviendo,
por aquellos momentos que constantes en el recuerdo,
trascienden la triste monotonía de olvidos impuestos,
y las mentiras silenciadas por la fuerza de la apariencia.
Reconozco que en otros tiempos he amado intensamente.
Admito que presentía en otras bocas y en otras caricias,
el sabor de tus besos y el calor de tus suaves manos.
No me pidas que olvide otros recuerdos guardados,
entre caricias y sonrisas de otras experiencias vividas.
Esos recuerdos me condujeron a tus ojos y a tu sonrisa,
me mostraron el camino más directo a tu corazón.
Brinda conmigo con tus sueños y tus recuerdos,
tomémonos de las manos y ofrezcamos una sonrisa
que revele la verdad infinita que nuestros sentimientos,
han dejado de ser dos destinos separados y paralelos,
ellos se tejen y mezclan en un solo destino compartido,
que une para siempre nuestra existencia y felicidad.
Obed Juan vizcaíno Nájera.
Maracaibo, Venezuela