Nº 67. Desde la Plaza

[Félix Salcedo]

Hna Irene McCormack rsj

Nació en el campo en Australia Occidental en 1938, Irene McCormack entró a la congregación de las Hermanas de San José y trabajó como maestra secundaria en diferentes escuelas en la ciudad y el campo de Australia Occidental. 

 

Llegó a Perú en enero 1987 y trabajó en Lima y Huasahuasi en Junín, con niños y adultos, enseñándoles a jugar, leer y reconocerse dignos como hijos de Dios.

 

El 21 de mayo de 1991 los terroristas de Sendero Luminoso asesinaron a Irene en la plaza de Huasahuasi al lado de cuatro hombres dirigentes del pueblo. 

 

Irene fue y será una buena amiga mía.

 

DESDE LA PLAZA

Para Irene

 

Oías música en tu aposento soñando con él,

te sentías elegida para dar y recibir amor,

sabías que dormirías seducida en sus brazos,

que nada haría cambiar tu fidelidad eterna.

 

Cual notas musicales tejías tus emociones

y junto a tus ilusiones las ofrecías en el altar,

tendida en el suelo cerraste los ojos con amor,

te dejarías llevar a donde su voz te guiase.

 

El viaje largo fue el espacio para meditar

cada palabra que declamarías desde tu fe

y pese a que tu triste corazón lloraba el partir

también danzaba por lo que allá encontrarías.

 

Ya en casa pasaste tus manos por los muros

para sentir la vida impregnada en el tiempo,

y te enamoraste de cada rincón del pueblo,

de cada ser que ahí vivía, de cada alma.

 

Cada noche dibujabas los rostros de personas,

de los niños y niñas que a tu lado andaban,

y te abrazabas contenta de saber que hacías

lo que te invitaron a vivir tan lejos de casa.

 

Aquella noche serrana, estaba negra y estrellada,

estabas sola, oíste gritos que retumbaban dentro,

saliste temerosa, te asieron y llevaron a la plaza

donde solías aprender de los niños y niñas.

 

Nadie imaginaba que todo cambiaría esa noche,

ni siquiera un hilo de tristeza cubrió tu sueño,

las risas de pequeños jugando con tus cabellos

eran las notas que componían tu himno marcial.

 

La plaza estaba fría, llena de gente espantada,

reclamaban por el error, mas sus voces se perdían

en el vacío de la mente criminal de los senderistas,

nunca entendieron que tú eras invitada del amor.

 

Te hicieron un juicio, con cargos de imperialismo,

de dar alimentos, de enseñar a leer y escribir

con donaciones proveniente de la burguesía,

tu color de piel también fue un cargo más,  

.

No oyeron las súplicas, te tumbaron al suelo

y junto con cuatro personas finalizaron tu ser,

fue una criatura de quince abriles tu verdugo,

y con un solo estallido todo se volvió oscuro.

 

Y se fueron, dejando llanto, desolación, huérfanos,

viudas y una mártir que amó con su presencia;

en medio de la plaza tu cuerpo santo yacía inerte,

el pueblo te rodeó de flores y velas de colores,

.

Los ángeles lloraban, los terroristas marchaban,

las velas danzaban con tus cabellos grises,

las flores dormían en cada orilla de tu cuerpo,

y tu sangre expiaba nuestras culpas, Irene… perdón.

 

Lu.

 

Félix Antonio Salcedo Ferrer

Nací en Tumbes - Perú

Radico en Pto. Ordaz - Venezuela

[Maria Isabel Bermúdez Malagón]

Un "poema-biografía-emociones" para una mujer, desde luego remarquable... Un saludo.