Dedicado a Nina
Lo esencial es invisible a los ojos, así lo dice S.Exupery en El Principito, y tan sólo puede verse con el corazón. A partir de aquí, tan solo se me ocurren unos pocos ejemplos para intentar explicar por qué nos resulta tan difícil ver lo importante, lo que necesitamos para ser mejores, para solucionar nuestros conflictos, para ser felices, para hacer lo correcto.
Oliver Hardy y Stan Laurel (el Gordo y el Flaco) ya habían muerto cuando Carlos Santana compuso “Oye como va”. Pero alguien “creyó” (vio) que se podía hacer esta performance:
Cuando una langosta queda en una parte seca de la superficie de la roca, no tiene el instinto ni la energía suficiente para regresar al mar, sino que espera que el mar venga hacia ella. Si el mar no llega, la langosta muere, aunque el más pequeño esfuerzo le hubiera permitido alcanzar las olas.
El mundo está lleno de langostas humanas… Personas encalladas sobre las rocas de la indecisión y el aplazamiento que, en lugar de emplear sus propias energías, se quedan esperando que una gran oleada de buena fortuna los ponga a flote o los devuelva al mar.
Si se ponen unas moscas en un frasco grande con tapa durante varios minutos y al cabo de ese tiempo, se quita la tapa, el 99.9% de las moscas no pueden salir del frasco. En base a esta experiencia sensorial inicial, las moscas y su mente-cuerpo, o lo que sea, han estructurado un compromiso consigo mismas de que ese es el límite de su universo. No pueden escapar de él, excepto una o dos de las pioneras que se las arreglan para salir.
En la India se entrenan elefantes. Se toma un elefante bebé y se le ata con una pequeña cuerda a una planta durante varias semanas. Cuando este elefante crece, si se le ata con una cadena a un árbol, puede romper la cadena o arrancar el árbol, pero si se le ata a una planta con una cuerdecita similar a la original, no podrá escapar. Cumple el compromiso con su cuerpo-mente, esa es su prisión.
Este fenómeno se conoce entre los psicólogos como “compromiso cognoscitivo prematuro”. Es un compromiso que hacemos con nuestro cuerpo-mente que finalmente estructura nuestra realidad. De manera que lo que ves ahí, es lo que te enseñaron a ver, básicamente. Si no te dijeron que existe, entonces no existe para ti.
En Adivina quién viene esta noche. » NOSOLOUNBLOG cuenta Nosolodoctor que apareció en la revista Newsweek un artículo de Ben Shenwood acerca de como resolver situaciones difíciles, llegando a la conclusión de que nuestra actitud influye poderosamente en nuestras vidas, nuestras creencias determinan el 98% de lo que ocurre en nuestras vidas. Y añade: Creer viene de la palabra Crear.
A fin de cuentas, ¿cómo se hace un sistema de creencias? Por lo que ves y tocas, por lo que oyes y hueles. Luego el sistema nervioso tiene una sola función: reforzar el sistema de creencias.
Si no pensamos que existe, ni siquiera lo vamos a ver. De manera que el dicho “ver para creer” es al revés: “creer para ver”. De aquí que si no se cree en algo, no se le ve y no se le oye, no se le puede tocar, gustar, ni oler.
En La Ley de Murphy. » NOSOLOUNBLOG Nosolodoctor nos dice que aunque esta denominación se atribuye al ingeniero E. Murphy en realidad pertenece a la llamada “Ley de Finagle de losNegativos Dinámicos. Existe un estudio matemático que demuestra que la tostada tiene más probabilidades de caer del lado de la mantequilla; pero debido a otros factores, como por ejemplo la altura, esa tostada tiene tiempo incluso de darse la vuelta. Según la psicología moderna “no caer en la Ley de Murphy” nos serviría para saber que cuando nos estamos “cayendo” podemos “creer” y por tanto “ver” una salida que nos permita “frenar o aminorar” la caída; que siempre es posible “remontar” y que hay que huir de la falsa estrategia “de perdidos al río”.
Creer es crear y si creemos en una salida la construimos.
Como le gusta decir a Nosolodoctor, dentro vídeo:
Las manchas en nuestras ropas, las averías de nuestros electrodomésticos, las multas de tráfico, una quemadura, una llaga en la lengua… son manifestaciones que saltan “a la vista”, son señales de que algo erróneo, oculto está sucediendo y salen a la luz para que puedan ser sanados. Si no “creemos” podemos pensar que son contratiempos, cosas de la vida, accidentes, casualidades sin más y continuar “ciegos”, a oscuras y atrapados. Del mismo modo, la única manera de vencer a nuestro ego u oponente es reconocerlo. Pero, ¿cómo hacer eso, si no podemos verlo? Muy sencillo: creyendo, tan solo creyendo podremos verlo.
Fuentes:
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