¡Cómo se pasó el tiempo!:

cuatro años o algo más;

pero quiso el destino,

que yo te volviese a encontrar.

Nuevamente bajé del pueblo

a ver la Semana Santa

-en la propia capital-

pues la de Málaga, es:

la más bonita de todas,

que te puedas encontrar

buscando en la cristiandad.

Yendo por la calle Larios,

-buscando-; distraído y mirando

a todas las flores bonitas,

-a diestra y siniestra-

-con…

A la salida del cine Albéniz,

yo todavía estaba allí

y en la espera muy feliz;

fue su llegada mi brisa

y quien marcó mi porvenir.

Mientras más yo le hablaba:

más callada: ella estaba;

así volvimos otra vez

a la calle Mariblanca.

Y fue Rosi –la que dijo-:

ahora nos quedamos aquí

en casa de Mari Luz:

a pasar el resto de la tarde,

hasta que vengan nuestros padres

a recogernos, para llevarnos a…

Yo paseé una tarde:

clavando te ti la mirada,

-fue aquella tarde de abril-,

mientras tú paseabas,

en la tarde de un domingo,

por nuestra querida Málaga.

Ibas muy bien acompañada

 -de tu hermana Rosi-,

camino de la calle Mariblanca

y yo me acerqué a ti,

-retando a mi templanza.

Cuando pude reunir:

las fuerzas que me faltaban:

 todo empezó a fluir

para enamorar a mi alma.

Fue el hechizo de…

El potro en la llanura

y el fuego en su candela.

Hoy navegan por mis surcos:

las llamas de varias velas,

que traspasan sus pabilos,

porque se han vuelto discretas.

Conscientes de sus destinos,

ellas saben, que les esperan:

están, enjaulando sus pasados,

antes de enterrarse en tierra,

donde todas acabarán,

-si el tiempo- no lo remedia.

¡No puedo seguir así!,

se decía entre dientes

-el jorobado…

La muerte está al acecho;

perpetúa su encrucijada

de tratar a la vida sin respeto,

mientras triste se engalana.

¡Ay de mí!, se oye gritar,

a Margarita (la cabal)

desde el fondo de la casa.

¡La parca ya está ahí!:

 y viene alegre y ufana;

está pasando la chaira

por el filo de la guadaña

 al  tiempo, llega cantando:

“Hoy me llevo a tres,

mañana me llevaré a cuatro…

¡Preparad a los…

Ya se abren las heridas

y las maldades nos salen:

por los filos de la camisa,

que los ocultó a raudales;

porque no tenían prisas

de salir para vengarse.

Son muy fuertes

-los canallas-

y hasta son capaces:

de quitarnos las risas

y llevarnos a la cárcel,

por ideas muy precisas:

-antiguas-

 pero nunca inertes.

Ahora fluyen

–por libres-

y, encontraran ocasiones:

de ir sembrando…

EL TREN DE LA VIDA…

Ganas de quererte

no me faltan a mí;

pero lo que sucede, es:

que el tren de los sueños,

ya no pasa por mi vida.

La noche ya no guía -mi despertar-,

lo mismo que el tren del amor,

se me ha salido de sus vías

y nunca volverá atrás.

El filin, que ajustaba sus muelles,

se ha debido destensar

y ya, no surge la ilusión,

que almacenaba el corazón;

pues se ha vuelto más…

La vida,

aún está:

 -sumergida-

 (en el líquido amniótico).

Está citada con un amor,

que le salió al medio día.

-Muy pronto-

la tendremos amando

y pataleando

–a la vez-,

como despiertan las flores

-al llegar la primavera-.

Y es, que el amor:

nunca tiene fronteras;

-ni siguiera-

el tiempo es:

algo que lo envejezca.

El amor, es:

la dulzura en esencia,

la ricura…

¡Nutre, nutre, nutre!

A Nutricia le debo yo,

cinco de mis mejores sonrisas:

cinco flores de mi amor,

que crecieron sin las prisas,

que les proporcionó el Almirón.

Han llegado a ser mis hijos,

como los cinco bastiones,

que crecieron entre sus dones:

los Nutrix, los Nutrimax

y los Nutridul, e incluso

el Nutricid, cuando sus vientres

 aflojaban –algo más de lo normal-.

Nutricia me los alimentó;

los…

A los amigos conocidos y desconocidos: Si os agradan mis poemas: decidme alguna forma de publicarlos; habrá alguna editorial que los quiera... Tengo un buen número de ellos -unos 5.000- la mayoría serán desechables, pero alguno debiera perdurar y no irse al pudridero conmigo. ¿Vosotros, qué pensáis o qué haríais. Un abrazo para todos. Francisco

Busca tu forma de ser:

corrige lo que no te guste

y, apártalo de tu vida

para que no se mezcle

con la virtud, que tú tienes.

Esa es: la que tiene un gran valor

y debe ser:

la que tú siempre valorarás,

si es:

que quieres tener bienes.

En esta vida:

te encumbrará,

para que puedas entrar:

en la otra venidera

-por su puerta principal-

para disfrutar de los dones,

que nuestro Dios nos…

Sobre la blanca Luna:

van flotando los pensamientos,

de los lunáticos y de los jueces;

pues ellos son: los que nos clasifican:

entre malvados e inocentes;

mientras la luna nos dulcifica:

con raseros diferentes;

pues ella misma se ocupa:

de purificar el ambiente.

No seas torpe y persistente:

en fomentar las maldades;

pues el hombre no está hecho

para alimentar ruindades;

por eso: solo son…

No se podía mover,

ni tan siquiera sentarse;

-dos minutos- en el sillón,

que tenía en su cabecera.

Ya ha terminado la función,

pues la vida se le acabó

al piadoso Zabulón:

-muy tranquilo-

y sin las botas puestas.

Cada cual busca su sitio

y el cementerio no espera;

-son las cinco en el reloj

de la torre de la iglesia-.

Se vuelve a quedar muy triste,

el muerto en su cajón

que no resistió a…

El que se pasa la vida

mientras caza mariposas,

es como el burro del pueblo,

que siempre tiene hambre;

pues va oliendo el tocino,

cuando tiene dos betas de carne;

siempre lleva el Mikino:

diluido en su sangre.

Al que, cuando se le abren las patas:

enseña el chorizo…

Escucho unas bulerías

a lo largo de una cañada,

pues van cambiando las adelfas

por dos platos de comida;

porque las piedras resecan

los bordes la camisa

y el invierno no ha llegado,

para sacarles sonrisas.

¡Si no llueve pronto!,

-entre brotes y risas-

-se decían entre ellas-:

se me morirán mis niñas,

(que no eran otras, sino sus yerbas);

pues no recurren a los lamentos;

porque les falta la…

Cuando se tiene un amor de verdad:

es muy absurdo,

que se cuele otro,

para desandar

los pasos dados

y lo peor,

para iniciar las batallas,

que ya has perdido

antes de empezar.

¡Pobre corazón!,

que te llegan los miedos

y tú,…

El azul del cielo

se empapa de mil caricias,

que le llegan huérfanas

desde las playas.

Solamente se escapan

los besos huidizos,

 que han soslayado tu cuerpo.

Las huellas dormidas,

que en mi fin: has dejado;

han salido de la ubre

a la luz de un…

Pensando ante sí

–muy seguro-

se decía el colibrí:

no es tan rentable la vida,

cuando tengo que salir

cada mañana a libar

las flores de este jardín.

Si no lo hago:

-me muero-;

porque quemo tantas calorías,

-en mis continuos…