Antecedentes del HUMANISMO SOLIDARIO.
Disertación en Mesa Redonda con el Dr. Ronald Campos que luego ahondó en las características de este Movimiento. Tambien participaron en la Feria Nacional del libro los escritores panameños Ela Urriola y Marco Ponce.
La escritora nicaragüense Gioconda Belli escribió: “La solidaridad es la ternura de los pueblos”.
El humanismo, ese afán filósófico por definir el quehacer humano desde la necesidad de protegernos como especie se encuentra reflejado desde la cultura oriental con Buda, Lao Tse, Confucio. Y en occidente, desde el pensamiento griego y luego con el Amaos los unos a los otros de Jesús. Luego devino en un movimiento que envolvería el planeta en los años cincuenta, con Mario Rodríguez Cobos (Silo) y la presencia de intelectuales de muchos países.
El Movimiento Humanista trabajaría para resolver los grandes problemas humanos, tanto del individuo como de la sociedad, para lo cual propone el llamado «humanismo universalista». No es una institución, aunque ha dado lugar a numerosas agrupaciones y organizaciones. Tampoco pretende hegemonizar a las distintas corrientes humanistas y diferenciándose muy claramente de todas ellas ya que ―aunque las considera un esfuerzo loable― cree que no se enfocan a modificar las estructuras que generan los males que ellas remedian. En todo caso, establece relaciones puntuales con todas las agrupaciones progresistas sobre la base de criterios de no discriminación, reciprocidad y convergencia de la diversidad.
Ahora un grupo de poetas y escritores plantean como movimiento literario el Humanismo solidario, al agregar este adjetivo, emprende un camino en la libertad estética y en el compromiso de solidaridad con toda la humanidad, determinando aspectos conceptuales que orienten el quehacer poético y literario.
Pero vayamos atrás, la literatura de alguna manera siempre, al reflejar la realidad social, ha sido determinante en el afán humanitario de que avancemos en tanto individuos y en tanto sociedad. Ciertamente la expresión literaria no empieza por allí, la lírica deviene de cantos religiosos cuyo mensaje es la búsqueda de esencialidad y espiritualidad, y luego del afán de expresión del sí mismo en el arrobamiento místico o amoroso. La épica conforma el canto de las hazañas de los pueblos para cohesionar las poblaciones, como luego la novela romántica, sería fundamental en la conformación de los estados modernos y las identidades nacionales. El drama griego es la búsqueda de la cartarsis social ante los graves problemas de índole ético que se plantea el género humano. Bueno, hacia finales de la Edad Media, se usaría la ironía para desmantelar la ideología religiosa y la hipocresía social. Con el Renacimiento el hombre apuntala hacia la búsqueda de verdades profundas a través de la literatura; la idea de belleza emparentada con la verdad desde Kant plantea el modernismo, y el mismo romanticismo produce novelas de alto espíritu de identificación solidaria con los pueblos oprimidos como Los miserables de Víctor Hugo, labor que continuarían los escritores del realismo, mientras muchos modernistas parecen evadirse a mundos exóticos, aunque su gran representante latinoamericano es, en medio de esa que parecía su estética predilecta, capaz de hacer un canto hispanoamericano y denunciar el peligro del imperialismo norteamericano con su Canto a Roosevelt. Luego vendrían las vanguardias. Dos fenómenos importantes, el triunfo de una Revolución que se erige sobre el concepto de la lucha de clases y el poder para la clase obrera en Rusia, y por otro lado, el nacimiento de la psicología moderna con el psicoanálisis freudiano, lo que deriva en una introspección al subconsciente y luego el inconsciente colectivo. Es interesante resaltar que quienes proponen el surrealismo también lo hacen desde una perspectiva marxista. Con las vanguardias, como nunca antes, se proclama el arte del pueblo, todos podían ser poetas y decirse. Nace como género la poesía protesta que en nuestro país irrumpiría de manera más franca a inicios de los años sesenta, con figuras como Jorge Debravo y Mayra Jiménez. Aunque no debemos olvidar que en nuestro modernismo voces como la de Lisímaco Chavarría hacía encendidos poemas en solidaridad con el campesinado y la clase trabajadora. La poesía de compromiso social, también llamada de protesta, en los años sesenta y setenta, encuentra expresiones en poetas nacidos con anterioridad respecto a Debravo, como Mario Picado, muy influido por el humanismo vallejiano, y Arturo Montero Vega, militante comunista. El realismo social había producido ya las principales novelas de Calufa, Fabián Dobles y Joaquín Gutiérrez. De esa generación que nace en los cuarentas, las voces disidentes son la de Yolanda Oreamuno, pues su interés principal es develar aspectos de la psiquis, tanto lo femenino como lo masculino, y la voz de José Marín Cañas, de ideas conservadoras, pero que produce una gran novela social sobre la guerra del Chaco. El infierno verde.
Con la poesía de Jorge Debravo, los poetas en torno al Círculo de Poetas Costarricenses primero sienten la vocación de hacer cantos a la solidaridad y el pueblo y de protestar ante las injusticias, pero también establecen códigos de poesía lírica hacia la trascendencia y lo filosófico. Otros grupos que nacen pocos años después están asidos a principios y partidos de izquierda. Grupo Oruga y Grupo Sin Nombre. En el resto de Centro América, por las condiciones de dictaduras más atroces, la poesía es todavía más explícitamente política y atada al carro de ideologías que plantean la utopía del comunismo y la igualdad, aunque deba pasarse por la dictadura del proletariado. Eso también sucede en varios países de Sur América. Mientras que en Cuba la Revolución parece indicar un camino literario de defensa de los logros del nuevo Gobierno castrense. En Costa Rica se producen obras hermosas dentro del sentimiento de solidaridad con los desposeídos o víctimas de las dictaduras, en Jorge Debravo: Digo, Nosotros los Hombres, Canciones Cotidianas, en Albán, Chile de pie en la sangre y más adelante Biografías del Terror. En Julieta Dobles bellos poemas de solidaridad con la niñez y otros, en Chase Los pies sobre la tierra, en Bonilla Consignas en la Piedra y Soñar de Frente. Los poemas de amor se orientan contra la idealización de la mujer, en la búsqueda de igualdad, como en Monge y en el mismo Debravo, y en la poesía femenina el rescate del cuerpo y del goce sexual en libertad, como en Ana Istarú.
Esto no quiere decir que el compromiso ideológico no produjera también en toda América Latina también aberraciones poéticas, como el poema de Neruda en homenaje a Stalin, o poemas con poca metaforización, aprosados y con más balas que imágenes. El exteriorismo en Cuba hoy es acusado por sus propios poetas como la época gris de la poesía, al subirse al carruaje de la defensa del régimen. Pero sin lugar a dudas, hay poemas que quedarán por siempre y frases que marcarán un hito como la Poesía es un arma cargada de futuro de Gabriel Celaya, que también utiliza Jorge Debravo. En Nicaragua el afán sandinista pone a todos los campesinos y obreros a producir poesía coloquial, aunque casi devino este movimiento en poca preocupación por la calidad, con excepciones. Ejemplos de buena poesía exteriorista y comprometida están en Gioconda Belli, y en algunos momentos de la poesía cardelaniana, como la oda a Marilyn Monroe y algunos epigramas graciosos y/o de ironía contra la dictadura somocista. En todo caso, debemos recordar hermosos poemas de protesta como el de Otto René Castillo en Gutemala: Vamos Patria a caminar…así como poemas de Roque Dalton y José Roberto Cea en El Salvador, para mencionar solo algunos, y los hondureños Sosa y Quesada.
En todo caso, Debravo, devolvió la mirada de la poesía costarricense al ser humano, enfrentando la estética adocenada llena de estrellas blancas de un tardío modernismo y el solipsismo de muchos poetas, aún decadentes.
En los años ochenta, empezó el desencanto, la caída de las viejas utopías, hicieron que jóvenes y no tan jóvenes se enfrascaran en el nihilismo conceptual, en la decadencia y al final, hasta en el realismo sucio. Quizá estábamos en eso, aunque aún se sostenía en mucha juventud y poetas que veníamos de las generaciones anteriores el afán por la calidad literaria, la profundidad revelativa y el compromiso social en los mejores valores de la humanidad, pasando por la defensa de los derechos humanos, sobre todo, pensando en las minorías más endebles. Y en eso, encontramos de pronto, que poetas significativos de España y América Latina están lanzando al ruedo un nuevo movimiento: El humanismo solidario.
Ronald Bonilla
PREMIO MAGÓN DE CULTURA 2015
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