CARAS VEMOS...

[ALBERTO O. CABREDO ECHEVERRIA]

NOVELA INCONCLUSA

Le había tomado algún tiempo imaginar hasta los detalles, pero al fin se sentó frente a la máquina e inició la tarea. Se trataba de un cuento policiaco inspirado en los eventos que se estaban suscitando desde hacía dos meses en la ciudad.

Los pobladores evitaban salir a la calle, no era para menos, treinta y cuatro muertos en dos meses no eran poca cosa. Las autoridades trataban de calmar a la comunidad y de atrapar al asesino, que parecía coleccionar la oreja derecha de sus víctimas, apéndice que cortaba con una exactitud que demostraba gran pericia y hacía suponer cierto deleite en dicha acción.

Para darle otro giro, el escritor quiso que en su relato los homicidios no solo se diesen en la calle, sino incluso dentro de las residencias. Pensaba que ello le daría mayor tensión a la trama, por lo que empeñó mucho esfuerzo en dicha estrategia.

Los periódicos proclives al escándalo empezaron a llamar al asesino «El coleccionador de orejas», y fustigaban sin tregua a las autoridades por que no podían acabar con la increíble cantidad de muertes.

Nuestro escritor era un jubilado y, como tal, estaba al tanto de todos los noticieros. Era indiscutible que la población se encontraba al borde de una histeria colectiva, solo se hablaba de los asesinatos y del temor de ser la próxima víctima. Aquello se fue adosando a la narración, que en un momento indeterminado pasó de cuento breve a cuento largo y, después, a novela corta.

El autor de la obra no podía ocultar el deleite que le causaba el tener día tras día material fresco para su relato. Por supuesto, en el mismo fantaseaba, agregaba callejones inexistentes, detalles y circunstancias completamente inesperadas, retruécanos y personajes cada vez más complicados.

Pero ni el autor de una trama es inmune a la tragedia y, una tarde que se demoró, al llegar a casa encontró muerta a su doméstica; estaba boca abajo y sin la oreja derecha. En apariencia, el homicida se había colado por la puerta trasera y la había hecho una de sus tantas víctimas. Los investigadores le solicitaron que prestara de inmediato la declaración correspondiente, cosa con la cual colaboró de inmediato. Su buena estrella impidió que las pesquisas dieran con el legajo de la obra, que adelantaba a buen paso. Por supuesto, la criada se convirtió de inmediato en un personaje; no fue premeditado, simplemente obedecía a la dinámica de la creación.

Con el propósito de agregar a la novela aun más tensión y misterio, hizo además que el personaje principal fuese un sujeto que escribía una novela. Luego, fue haciendo girar la trama de tal forma que el lector llegara a la convicción de que el autor de la obra era el asesino. Pasaba horas enteras pensado cómo incorporar hechos que llevaran al lector a esa certidumbre y, para ello, agregó una deformación en la oreja derecha del criminal, achacando a tal hecho la afición por coleccionar las de sus víctimas.

Lo cierto es que la novela no resistía una mayor cantidad de capítulos. Estaba por terminarla cuando recibió una citación en que le requerían asistir a un nuevo interrogatorio. Se preguntó de inmediato si habrían deparado en que él había sido cirujano y que, para abundar, a causa de una malformación congénita le faltaba casi la totalidad de la oreja derecha. La citación era a primeras horas del día siguiente: no tenía más remedio, destruiría la obra.

[ALBERTO O. CABREDO ECHEVERRIA]

GRACIAS POR EL COMENTARIO POETISA AMIGA MILAGROS, UN SALUDO CORDIAL

[ALBERTO O. CABREDO ECHEVERRIA]

GRACIAS ROSEMARI POETISA AMIGA

[ALBERTO O. CABREDO ECHEVERRIA]

SALUDOS POETA ROBERT ALLEN GRACIAS POR LEER

[ALBERTO O. CABREDO ECHEVERRIA]

GRACIAS POETISA AMIGA SENDA POR ESOS COMENTARIOS, SALUDOS CORDIALES

[Robert Allen Goodrich Valderrama]

Excelente mi amigo... Tu pluma ha logrado un excelente trabajo narrativo... Saludos

[MilagrosHdzChiliberti-PresidSVAI]

ME PARECE UNA EXCELENTE NARRATIVA.

FELICITACIONES