CATALINA…. LA PECADORA
CUENTO
SEGUNDA PARTE
Catita, en menos de 24 horas, urdió el plan más siniestro que un ser humano pueda imaginar.
De que los mato, los mato, (se decía continuamente para sus adentros) No sé cómo todavía pero, …ya se me ocurrirá algo. Se enteró que en el pueblo se iba a realizar un acontecimiento religioso muy importante, en una fecha muy cercana, y los tres benditos curas de su historia, asistirían a tal evento como invitados especiales. Entonces se decidió, echar a caminar un diabólico plan, que estaba cocinando y puliendo en todos sus detalles, en las últimas horas. Se levantó muy temprano, y regresó con un hombre de fuerza descomunal, medio demente que andaba por todo el pueblo haciendo favores de mandado a la gente, ya sea por algunas monedas o por la comida, todos le conocían como “Gory” y era de alguna forma un loco bueno y querido de la gente. Catalina le pidió que le haga un hueco grande y profundo detrás de la puerta que daba al jardín. Al mismo tiempo que le indicaba las dimensiones del hoyo, le alcanzó una barreta y una pala para el trabajo. Luego le puso en las manos un dinerito como adelanto del pago y le recomendó: Gory, por favor, de este trabajo, que no sepa nadie, ¿está bien? ¡ya señorita!, ¡ya señorita! le contestó entre dientes el loco. “Gory “ trabajó duramente dos días, y fue atendido muy bien por Catalina que en todo momento le alcanzaba jarrones de limonada, buena comida y las mejores frutas de su huerto. Élla, cada hora, revisaba el avance del hueco, que ya iba tomando la forma de una rectangular sepultura profunda y a los lados montones de tierra colorada y pedregosa. Esa tarde, quedó listo el trabajo, y “Gory” sacudiéndose las manos llamó a Catalina: ¡Señorita!, ¡señorita Catalina, ya terminé, quiero mi platita. Catalina salió con las manos en los bolsillos de su delantal, de donde sacó más del doble de lo que le había ofrecido recomendándole otra vez: ¡Nadie debe saber de esto! ¿lo oíste? Nadie, nadie, dijo el loco, dándose la vuelta con su buen pago. El día Jueves por la tarde, comenzó a llegar mucha gente encopetada y desconocida al pueblo, y entre ellos, ya estaban los tres curas de su desgracia. Catita, buscó el atuendo más seductor que pudo, y enfundó su todavía exquisito y deseable cuerpo, como para romperle los esquemas a cualquier mortal, que se le cruce por delante. Por el pueblo chico, le fue fácil ingeniarse el encuentro con cada uno, para arreglar una cita amorosa a diferentes horas de la noche del día siguiente. Por aquel entonces, dicen que la gente dormía casi a la misma hora de las gallinas, ya que no había luz ni negocio que funcione después de las seis de la tarde. Aprovechó de ésto Catalina, y se las arregló para citar a los curas a diferentes horas de la noche , es decir: para las diez, once y doce de noche indistintamente. Para su siniestro plan, contrató al loco “Gory” que debía llegar a las 10.20 PM, en punto. Llegó el Viernes esperado, Catalina había perfumado la casa con agua florida, más los ricos olores de jazmines, geranios, claveles y frutos maduros, hacían de la casa huerta, un escenario perfecto para una noche de delirio, pasión y lujuria. Rápido transcurrieron las horas del Viernes, y cuando faltaban todavía cinco minutos para la primera cita, ya tocaba la puerta el primer cura, deseoso y hambriento de esa carnecita contumacina. ¡Adelante! Se oyó un dulce susurró de mujer, se fue abriendo la puerta en la oscuridad de la noche, cuando apenas había puesto el cura un pie adentro, una pesada comba de acero le destrozó la cabeza. Catita saboreó la sangre del difunto, lo cubrió con su misma sotana y lo tiró al hueco. En ese mismo instante llegó el loco “Gory” y Catalina le ordenó: llévatelo lejos, lo tiras por un barranco y justo en una hora te quiero aquí para pagarte, ¿me oiste?, cuidate que nadie te vea. …….Yaaaaa… señorita, no se preocupe, contestó el loco arrastrando sus palabras. Mientras “Gory” se deshacía del muerto, ya había llegado el segundo cura, corriendo la misma suerte del primero y ya estaba descansando en el hueco. Jadeante de cansancio llegó el loco para cobrar su dinero, y Catalina como sorprendida le preguntó: que, ¿ya lo tiraste? Ya está señorita, lo arrojé por una peña bien alta. Vamos a ver, quiero asegurarme de eso para estar tranquila. Fueron al hueco y allí estaba el cura muerto. ¡¡Porqué me engañas Gory!! Le increpó con cólera, allí está, no lo llevaste. Sácalo inmediatamente y tíralo, te espero con tu plata en una hora, le ordenó. Amargado “Gory” sacó el cadáver y agarró un machete, lo puso en su cinto y arrastró al muerto hasta una peña muy alta, pero antes de tirarlo lo destrozó totalmente maldiciendo: cura maldito, tu eres el mismo diablo, a ver, regresa ahora si puedes. Volvió el loco desesperado, pero tranquilo que ya podía cobrar su dinero. Apenas entró, dijo convencido: Ahora si señorita, ese cura del demonio no volverá más, lo hice pedacitos y lo arroje por un peñasco. Catalina muy segura de cómo iba manejando la situación, cerró la puerta conduciendo a “Gory” hacia el hoyo, y alumbrando con una vela preguntó ¿Y que es eso que hay ahí? ¿será que no lo llevaste? ¿Te estás burlando de mí “Gory”? eso no es justo, yo te pago bien para que hagas las cosas y no has cumplido. El loco no respondió, con sus labios apretados y su fuerza tremenda, saco al cura, y antes de salir a la calle, agarró un recipiente de kerosene (gasolina) jalando al muerto por las oscuras calles contumacinas. A pesar de ser tan fuerte, “Gory” ya estaba muy cansado y colérico por algo que no entendía en su reducida lucidez. Sin embargo arrastró al bendito cura hasta un peñasco muy agreste, y allí lo destrozó en mil pedazos, roció a los restos con el Kerosene, y luego les prendió fuego, mientras repetía: “con la candela no podrás diablo maldito, de aquí te vas al infierno y no volverás nunca más. Como tuvo que ir hasta un peñasco más distante, se demoró un poco más de lo debido, y ya cantaban los gallos anunciando la madrugada. Cuando “Gory” regresaba presuroso con su machete en la mano hacia el pueblo, fue sorprendido por un cura que montado en un caballo, iba hacia otro pueblo a dar una misa patronal a primeras horas de la mañana. El loco sin pensarlo se le abalanzó a machetazos y mató a ese cura diciendo: “Cura desgraciado, era por eso que me ganabas a llegar, es que ibas a caballo diablo maldito” Este cura era el nuevo padrecito contumacino que también quería con Catalina. Dicen: que Catalina la pecadora, desapareció del pueblo y nunca se supo más de Élla. Ahora, cuentan los enamorados, que en las noches de luna llena, cuando van a pasar un rato de amor y pasión en la “Panchita del mono” escuchan unos quejidos y susurros de amor en el silencio y obscuridad de la noche………………………. Derechos reservados
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Comentario
ESTUPENDA LA SEGUNDA PARTE, ELISEO
¿SERA QUE CATALINA REGRESARA PARA ENFRENTAR LAS ALMAS EN PENA DE LOS CUATRO CURAS?
Bendiciones incesantes
vaya Catalina era terrible, tanto como mi Kathalina
un placer leerte
un abrazo
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
CUADRO DE HONOR
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