Corría un surazo con mucha fuerza, golpeando la abundante vegetación. Aborígenes y animales de Tuntey (Villa Montes-lugar de piedras), buscaron cobijo. El cielo se cerró como una negra boca de lobo. Las aguas del Tewok (río Pilcomayo) levantaron gigantescas oleadas, que hicieron zozobrar a algunas chalanas que estaban en plena faena de pesca. El cambio climatológico era brusco. A veces demasiado calor, otro frío intenso y ahora se aproximaba el mal tiempo. Todos los weenhayek sacaron las chalanas del río y se sentaron alrededor de una gran fogata bajo la tupida arboleda que rodeaba la aldea- Contaron viejas historias, que encantaban a niños, también a los jóvenes. El anciano Hiyawu (chamán) decía: "... Así es como vino el viento Norte malo y se enfrentó al viento Sur- A cada envestida despendían rayos y truenos- Sacando un puñal de hueso de suburí- el viento Sur atraviesa el pecho del viento Norte- El 'Ijwala (el sol) que espiaba, de rabia calienta la tierra- Iwe'la (la luna) acongojada viste de negro lo que el día fué- Las Patselhay (pléyades) lloraron y así nació... "la lluvia "-el cansancio venció a los escuchas, que pronto se durmieron - Mientras el 'Itaj( el fuego) fue dibujando ascuas marchitándose.
Wetnayejen era un joven alto, weenhayek robusto, de cabello muy negro, hábil para la pesca y se diferenciaba del resto de los jóvenes de la aldea-pues-gustaba éste, sentarse horas y horas mirando ese paisaje- como si quisiera plasmarlo en su mente- cual lienzo de un pintor maestro- no hablaba-solo murmuraba y masticaba pensamientos.
- ¡Es raro, nuestro 'Okyila'! (hermano mayor)- decían los jóvenes de la aldea.- ¡Demasiado solitario!-repetía la anciana 'Otela' (abuela) que lo había criado.
- Tiene sangre de los blancos invasores-hablaban cabizbajo entre ellos los mas viejos.
La madre de Wetnayejen, se había enamorado de un forastero que vino a caballo del este. Perseguido por los soldados y herido había caído en la aldea. La joven y hermosa weenhayek, le había
sanado y así nació esa relación. El blanco se volvió un día al lugar de donde había venido, allí donde cruzaba un gran río, cuya orilla contraria se divisaba como brumas mañaneras. Y la joven que había sido despreciada en su comunidad -tuvo a su hijo en el monte-ayudada sólo por su buena madre. La que enseñó a dar al ahora joven y apuesto Wetnayejen, sus primeros pasos.
'Otela (la abuela) le había bautizado así- " Wetnayejen" -( el extraño) porque se escapaba cuando niño a observar el río bajar y muy quieto miraba el cielo, los árboles, los pájaros. Las nubes formando caricaturescas figuras de dioses y demonios.
En la aldea vivía también otro joven aborigen -tenía este sólo un ojo-el otro le había sido arrancando por un águila-al sorprenderlo sacar los huevos de los nidos de las hembras que solían anidar entre las rocas de la comarca de "Los Monos"- Le faltaban casi todos sus dientes y su cuerpo estaba marcado de cicatrices por las zarpadas del tigre que una noche quiso devorarlo-Yuyitechen ( el envidioso) ¡bien puesto su nombre!-a todos envidiaba, era flojo y pasaba todo el día durmiendo-por la noche era como la lechuza-salía a husmear el monte. Celoso de Wetnayejen, por ser como era. Amaneció, con una sinfonía de trinos y el eterno murmullo del río bajando- El cielo estaba cubierto de azul infinito, sembrado de nubes blancas como capullos de algodón- Un día primaveral-escaso en estas latitudes-donde el padre 'Ijwala ( el Sol)-solía morder con creces la tierra.
Las campanadas de la Misión, rompieron la magia del paisaje. Los viejos, mujeres y niños tomaron el sendero en esa dirección. Un fin de semana por la mañana con los blancos-se podían conseguir algunas cosas. Aunque los ritos de sus dioses les parecían extraños-en su interior sabían que los caminos llegaban al mismo lugar. Además el Dios de los blancos era bueno y sólo uno. Ellos tenían muchos dioses y algunos malos que les traían muchas desgracias.
Wetnayejen, en su chalana pescaba y veía a su gente cruzar de banda a banda, le parecían a lo lejos hormigas laboriosas-pero estos iban a escuchar la palabra-el no entendía y nunca lograría hacerlo-todo su mundo era esa naturaleza que le vio nacer y que amaba entrañablemente. Estaba sumido en sus pensamientos, meditaba y ha veces se ponía nostálgico. Muchas veces pidió al Dios Bueno inspiración para ayudar a su gente y se respondía:
-¡Aún falta para ser escuchado!- porque nada cambiaba para ellos.
El sol se colocaba para marcar el medio día. Wetnayejen, alzó las redes y fijo su vista en la orilla. Una solitaria joven saltaba entre las piedras. Su cabellera era color miel y su piel muy blanca. Se echó en la chalana para observarla mejor. Sonrió:
-¡Extraños son los blancos!- murmuró
Mirando el cielo, dibujó su fantasía- Una bandada de flamencos levantó vuelo llenando el silencio con graznidos estridentes. Luego unos gritos :
- Auxilio. auxilio-
Y vio a la joven caída en el río, siendo abatida por la corriente. Wetnayejen-apuró remando en ayuda. El rostro de la joven a ratos se hundía y sus manos trataban aferrarse de la nada. Mas allá estaba el remolino funesto que se había tragado a muchas personas. El joven aborigen, se lanza al agua y nada rápidamente-logrando agarrar a la joven. Lucha contra la furia del remolino, consiguiendo zafarse.
Sobre la playa, en la orilla, Wetnayejen trata de revivir a la joven.-Muy bella es la mujer blanca-se dice- Acerca su boca a la de ella, succiona y extrae parte del agua que había tragado-Seguía inconsciente, repitiendo logra expulsar más líquido. Lentamente ve su pecho subir y bajar más calmadamente. Ella abre sus ojos, eran de color azul como el cielo-sonríe y cae nuevamente en sopor. La alza en sus brazos y toma el sendero que le lleva a la Misión.
Los habitantes del pequeño caserío corren a su encuentro al verlo venir. Unos blancos de barba le arrebatan la joven. Las mujeres estallan en sollozos. El joven aborigen mira la escena-Otros le agradecen la acción. Los más jóvenes, se acercan y le entregan una bolsa con hojas de coca y una botella de alcohol de caña.
- Esto es para ti- le dicen sonriendo
- Gracias, muchas gracias -exclaman, palmeándole la espalda amigablemente.
Acercándose un blanco alto, bien vestido de negro y camisa blanca bordada-le toma del brazo y lo lleva fuera de la entrada de la misión:
- Te has portado muy bien-¡el Señor te lo recompensará!-ahora vete-... vete... Le hace señas para que abandonar el lugar.
-Wetnayejen, vuelve a su chalana y enfila rumbo río arriba. El rostro de la joven blanca le da vueltas en la cabeza. Pero la faena de la pesca le vuelve a su mundo.
Habían pasado muchas noches y salido el sol tantas más y a Wetnayejen contarlos no le importaba. Era el día en que cantó la charata en el toboroche-El día de la nube de loros- El canto de la...Cuando los rococó se callaron en Tijwomtaj ( Yuchán, lugar cavado)- El día de la luna llena....Ahora era el día en que buscaba el cardumen de 'atsha'(dorados), la abuela le había pedido uno gordo-
Cierta tarde, bajando una cañada cerca de la Misión divisó a la joven blanca sentada leyendo. Ella al levantar su vista le reconoce y le grita:
- ¡Tú eres el que me sacó del río!- Wetnayejen asiente-Gracias- por salvar mi vida-agrega
- Tenía que hacerlo-responde éste, acercándose.
- Me llamo Lule- dice la joven
- Lule, nombre raro-Yo soy.. Wetnayejen-exclama el joven.
-Si-"Lule" es también nombre de un río en mi país... llamado Suecia.- dice ella.
¿-¿Dónde queda ese lugar?- pregunta entusiasmado él.
- Muy lejos-Hay que atravesar un mar inmenso-Muchas semanas de viaje en barco- explica Lule.
-Ah-. ¿ Los barcos son como las chalanas?- interroga Wetnayejen
..¡Nó!-muy grandes-llevan chimeneas que lanzan humo negro-manchando la pureza del cielo- exclama Lule.
El joven aborigen se sonrie y sentado en el suelo, escucha. Ella le habla de su mundo- De los Dioses buenos blancos-de un hombre que murió clavado en una cruz de madera para salvar a tantos. El poco lograba entender-Sólo le interesaba mirarla.
Así pasaron otros días, encontrándose y contándose lo que habían visto o conocido. Él le enseñaba su
lenguaje y ella le hablaba de ese Dios que murió, que subió al cielo, resucitó y que regresó para enseñarles una nueva vida-para luego volver a su reino-allá arriba.
Yuyitechen (el envidioso), persiguiendo una urina-los divisó y se hizo la idea de espiarlos. También los hermanos de Lule, sorprenden esa relación: No les gustó esa obsesión de su hermana en pasar largas tardes a solas con el mataco. Le echan del lugar-Prohibiéndole acercarse a la joven.
Wetnayejen (el extraño)-se encogió de hombros y se perdió en la arboleda. Cazando y pescando volvió a la rutina.
Una noche tuvo la astucia de acercarse a la casa de Lule. Saltó entre los árboles-Era hábil como los monos y no hacía ruido. Llegó hasta las ventanas y espió. Dió con la habitación de la joven de cabellos de oro. Ella leía, alumbrándose con velas. Su sombra se dibujada en las paredes. Tiró unas piedras a la ventana. La joven se asustó y acercándose -miró -vio al extraño escondido detrás de un árbol que daba frente a su cuarto. Abrió la ventana lentamente, tratando de no hacer ruido. El extraño saltó, se miraron -sonrieron... hablaron y acurrucados juntos durmieron. A punto de morir la noche y ser abrazada por el nuevo día. Wetnayejen abandonó el lugar.
A los días siguientes se repitieron los encuentros. Pero una noche los perros dieron con el joven y los habitantes del lugar le persiguieron disparando entre las sombras, gritando:
- ¡Al ladrón!...¡al ladrón. !...el corazón de Lule, pareció escapársele de miedo y rogó por él.
Al domingo siguiente, después de la acostumbrada reunión en la Misión- Ambos jóvenes se huyeron en una chalana río abajo. Por la tarde fue descubierta la ausencia de la joven. Los hermanos y algunos habitantes del lugar le buscaron por todos los rincones. El envidioso les dió la pista- Cómo habían escapado - Buscaron unas fuertes embarcaciones, lámparas, armas y provisiones y se lanzaron en su persecución.
Mas abajo, el río bajaba con mucha fuerza. Al siguiente día, la turbulencia hizo zozobrar a la
chalana. La embarcación se había estrellado contra unas rocas, destrozándose. Ambos deciden pernoctar en el monte.
Por la mañana, Wetnayejen construyó hábilmente una balsa con ramas y maderos delgados, que escondió entre los árboles.
Dormían muy abrazados, olvidados del mundo. Cuando son despertados por fuertes ladridos de una jauría de perros. El eco de voces maldiciendo-Eran los hermanos de Lule y sus amigos de la Misión. Todavía no clareaba, estaba oscuro, ambos jóvenes se suben a la balsa y se dejan arrastrar por la corriente.
Amaneció, con niebla y una fina llovizna se dejó sentir. Los perseguidores divisaron la balsa y dispara al joven que de pie, luchaba contra la corriente para no chocar la embarcación con las rocas que aparecían en el medio del río- Lule-al sentir los disparos se levanta y cubre con su cuerpo al joven aborigen- En otra chalana, Yuyitechen prepara su arco con flechas para lanzarlas al joven. La balsa da un brusco giro y una bala atraviesa el pecho del joven Wetyanejen- El envidioso lanza una flecha que va clavarse en la espalda de Lule.. Caen ambos enamorados heridos sobre la improvisada balsa-Se miran-sonríen-buscan sus manos, sus ojos se apagan y resbalan sobre sus rostros las primeras gotas de lluvia. El cielo explota en truenos y relámpagos-Es un temporal de agua y viento-que como nunca se había sentido en el Chaco-
Al dia siguiente, el cielo dibujó un Lawo' ( el arco iris. La reunión del domingo en la Misión fue muy triste. Y en la aldea, los aborígenes entonaron cánticos fúnebres. El envidioso se había ahogado-el remolino se lo tragó.
-Castigo de los dioses -murmuró la abuela de Wetnayejen, llorando amargamente.
El Woqo cantó dos veces. Y voló en dirección a Kyattaj (la Peña Colorada.Allí estaba Ahutsaj (el dios bueno) muy pensativo observando la Wikyiwet ( la tierra).
Luego, exclamó: -¡'Ijwala yuy !( Se pone el Sol.¡Vamos Lule... Wetnayejen, el camino es largo!-.
Por la noche, brillaron extrañamente " las tres Marías" y la Iwe'la (la luna)se mostró "cuarto menguante".
A.I.Tawfik Seeman
ã Derechos Reservados
Esmeralda, Chaco, diciembre 1999
Project Manager / Research Assistant
Lebanese Emigration Research Center (LERC)
Notre Dame University - Louaize
Tel: +961 9 218950 ext 2262
Fax: +961 9 224517
URL: www.ndu.edu.lb/lerc
Comentario
Un extraordinario relato, Amir! Gracias por el deleite de leerte nuevamente.
Mi abrazo,
Tere
muy buen relato...
saludos
Amir, hermoso y conmovedor relato, de principio a fin no decae la historia y se torna paso a paso más interesante...
Triste la muerte de los jóvenes, por las injusticias creadas por la diferencia de razas, pero hermoso cuando en el cielo brillan las Tres Marías y parten ellos con El Creador.
Bravo por tí y por esta historia tan bien contada.
Un abrazo.
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
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CUADRO DE HONOR
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