Ese día el amanecer despertó exhalando un aroma luminoso que viajando por el aire atravesó los vidrios de las ventanas del cuarto donde reposa Adán luego de un fatigoso día preñado de angustias y calamidades. Seducido por el fantástico perfume y conducido por una intención inocente, Adán cede a la tentación de desafiar una trampa mortal mediante una vivencia enriquecedora y subyugante.
Sin saber a qué se va a enfrentar y sin siquiera preguntarse con qué se va a encontrar, Adán sale del cuarto y pasea su olfato rastreando el camino que siguen sus pies tras el origen del exquisito perfume. Luego de un rato de esta persecución, Adán percibe cómo el ambiente se va tornando en un aire pesado, grueso, difícil de inhalar porque filtra un fuerte olor mortecino imposible de ignorar. Al llegar al origen de su nauseabunda búsqueda y ya molesto intenta regresarse, pero se encuentra de frente con una serpiente enroscada que lo deja casi paralizado del susto al ver cómo el animal poco a poco se va desenroscando al tiempo que abre un hocico suficiente para exhibir sus entrañas.
Una vez adentro de la serpiente, Adán se adapta presuroso a sus nuevas circunstancias, a tal punto que aprende a disfrutar el vaivén de la culebra que lo arrastra de un lado para otro; sin embargo, se concientiza de que cada día está más atrapado por el gozo que le produce vivir inmerso en el mundo mágico del vientre de la serpiente y, muy a pesar de este enorme placer, decide estar alerta al momento propicio para escapar de esta sugestiva gayola.
Atento a la oportunidad para escapar de la jaula, Adán está prendido de los pulmones de la culebra para oxigenar los suyos, cuando capta cómo el animal escupe su veneno en un lugar estratégico, para recogerlo después, antes de cruzar un rio. De manera maliciosa e inocente, Adán calcula que esta es su oportunidad para matar dos pájaros de un solo tiro: escapar de la serpiente y robar el veneno que ésta había dejado escondido en la ribera del rio. Pero la malicia de Adán encajó de manera precisa con la astucia de la serpiente.
La serpiente sabedora de que Adán planeaba abandonar sus entrañas y robar su veneno, resuelve tenderle una trampa concluyente: con la astucia que le caracteriza le hace saber su cambio inmediato de piel con la intención de que el hombre se prepare para saltar. La serpiente manipula la situación para que al tiempo que ella arroja su vieja piel también Adán salte del vientre donde se encuentra atrapado. En consecuencia, satisfecha por la humillación causada a Adán, la serpiente atraviesa el rio.
Al darse estos dos hechos en el mismo instante, Adán termina dentro del saco de la piel vieja de la serpiente… por un rato, Adán lucha por sobrevivir arrastrándose por el cenagoso terreno, no obstante, en este nuevo hogar ya no encuentra los pulmones de la serpiente que otrora lo auxiliaron…
Comentario
Infinitas gracias Críspulo Rufino Cortés Cortés.
Un abrazo, Poeta.
Gracias infinitas por el destacado Elias Antonio Almada.
Saludos Poeta.
Si mi querida Poeta Iris Girón Riveros , aunque complicado, es lo que sucede cuando nos acechan las culebras (en Colombia, a los acreedores les decimos "culebras").
Saludos Poeta.
l
La fluidez que tienes en tu narración,
es asombrosa, aunque es muy intrincado
lo que acontece con Adán.
Gracias Magnolia por compartir tus letras.
RED DE INTELECTUALES, DEDICADOS A LA LITERATURA Y EL ARTE. DESDE VENEZUELA, FUENTE DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y POETAS, PARA EL MUNDO
Ando revisando cada texto para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.
Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.
http://organizacionmundialdeescritores.ning.com/
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