¡Amiga tan preciosa que me obsequió la Vida,

dale a la tuya un giro, pues, es muy necesario!

¡Mujer de muchos dones, madre a cualquier horario!

Hay quien te necesita dispuesta, precavida.

Amorosa salteña de sonrisa encendida,

heroína salvaje de Amor…

  Esta carta no cumple con las formalidades convencionales, en modo alguno, pero tiene un objetivo, y estoy seguro será cumplido. Su objetivo es simple: llegar al corazón solitario de un lector remoto y desconocido, ese que quizás seas tú, aunque aún no lo sepas. Y es que no todo lector desea ser considerado un solitario. Pero, ¿qué tan malo es ser solitario?

  Seguro ya te interesó, pues, de no ser así, ya hubieses abandonado la lectura y pasado a una opción más atractiva.

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